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Mostrando entradas de mayo, 2020

Lluvia

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I La lluvia se cansó de caer por estos lados, ha buscado otros valles sempiternos verdes para seguir alimentándolos de vida nueva. La lluvia se cansó de caer por estos lares, neodesiertos frondosos de vegetación estéril, le parece un sinsentido desperdiciarse aquí. La lluvia se cansó de caer por estos valles cuyo verdor opaco ha cedido ante la inminente sequía, ¿para qué seguir perdiendo el tiempo aquí? II ¿La lluvia se cansó de caer sobre mi casa? O más bien ¿he sido yo que he puesto un paraguas? La lluvia siempre cae y aunque parezca demorar ella siempre, menos temprano, nunca tarde, volverá. La lluvia no se cansa de volver por aquí, más ¿qué cielo se encontrará en esta población? La lluvia siempre cae sobre estos techos, los limpia, los lava, los deja como nuevos. La lluvia siempre cae y refresca todo, aire, plantas, animales, todo. La lluvia siempre cae sobre este suelo seco, renovando todo, refrescando todo, rehaciendo de nuevo.

Te he buscado

Te he buscado en el horizonte, viéndote en los paisajes; te he buscado en las nubes y en el agua del mar; te he buscado entre los hombres y en toda la creación. Te he buscado allá arriba en lo alto del cielo; te he buscado aquí abajo en lo cerca de la tierra; te he buscado incesante a donde quiera que voy. Te he buscado en la soledad y en las multitudes, te he buscado en el ruido y en el silencio absoluto; te he buscado en la calma y en plena tempestad. Te he buscado en todas partes con ansias de verte; te he buscado donde mis pies me han podido llevar; te he buscado con mis ojos a donde quiera que voy. Te he buscado y te he buscado sin poderte encontrar; te he buscado hasta el cansancio sin saber dónde estás; te he buscado tanto, tanto que ahora sí sé dónde buscar.

Palabras al alma

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De donde estoy a donde tú estás, desde aquí hasta allá. Fluyan mis palabras como la brisa que acaricia tu pelo o el sol que calienta tu cuerpo. Quiero acariciarte, abrazarte y hasta consolarte. Quiero mis letras no solo llenen tus ojos, quiero más, penetren hasta tu ser, lo que más cuidas, llegar a tu alma, tocar con una gasa húmeda y fresca. Que sientas a Dios y lo que te da, que oigas su voz que te llena de paz.

Pensamientos sueltos e inconexos

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I Como el niño que se ha caído y golpeado contra el suelo, así me siento; como el joven que ha amado por vez primera y le han roto el corazón, así me siento; como el adulto que ha puesto tanta ilusión y entrega a un plan de vida y ha fracasado, así me siento; como el anciano que luego de dar su vida por los suyos se ha quedado en la soledad del abandono, así me siento. II Me siento adolorido pero triste por lo que veo, la gente va y viene, dicen que las cosas cambian, pero hay verdades eternas, inmutables, como el amor de Cristo a su Iglesia. Y hay proyectos, hay corazones abiertos a la experiencia de fe, pero parece que otros no tuvieran el mismo interés. Y se cuela la tristeza por ver un afán acabado en nada, y me pregunto ¿dónde está la verdadera pérdida? ¿Perdimos el deseo de evangelizar o se nos acabó la fraternidad? III ¿Acaso tiene fecha de caducidad el amor? ¿O es que nos hemos cerrado en autorreferencialismo? De sistemas cerrados...