Pensamientos sueltos e inconexos

Resultado de imagen para personas consolando
I

Como el niño que se ha caído y golpeado contra el suelo,
así me siento;
como el joven que ha amado por vez primera y le han roto el corazón,
así me siento;
como el adulto que ha puesto tanta ilusión y entrega a un plan de vida y ha fracasado,
así me siento;
como el anciano que luego de dar su vida por los suyos se ha quedado en la soledad del abandono,
así me siento.

II

Me siento adolorido pero triste por lo que veo,
la gente va y viene, dicen que las cosas cambian,
pero hay verdades eternas, inmutables, como el amor de Cristo a su Iglesia.
Y hay proyectos, hay corazones abiertos a la experiencia de fe, pero parece que otros no tuvieran el mismo interés.
Y se cuela la tristeza por ver un afán acabado en nada, y me pregunto ¿dónde está la verdadera pérdida?
¿Perdimos el deseo de evangelizar o se nos acabó la fraternidad?

III

¿Acaso tiene fecha de caducidad el amor? ¿O es que nos hemos cerrado en autorreferencialismo?
De sistemas cerrados he oído que son imposibles su supervivencia, hace falta la interacción con el ambiente. Hace falta "sacar" algo" de un sistema para "recibir" algo del entorno.
¡Y las verdades de fe no se alejan de esta realidad! Ser autosuficientes, egocéntricos, velar por los intereses propios no nos llevarán lejos.
Ojalá el dolor sea en serio, ojalá el dolor dure lo que deba durar, pero, más que todo esto, ojalá el dolor nos haga cambiar.

Comentarios

Lo más visto

Aplausos

Dementores

Hagamos tres chozas