¿Mi vocación?

De un tiempo para acá vengo diciendo, sintiendo y practicando, que mi vocación es la educar, y más específico aún, educar a los jóvenes. Sin querer pecar de soberbia, agradezco a Dios esta facilidad que Él me ha dado para enseñar y más aún agradezco la pasión que me posee cuando hablo de ÉL a los demás.

En estos días he estado trabajando más de lleno con el grupo juvenil de mi parroquia, y que vaina tan sabrosa es sentir el cariño real por parte de ellos y cómo me siento pleno al compartir con ellos mi fe.

Ayer fue la misa de miércoles de ceniza, y me alegró mucho ver que los chamos fueron a la misa y estaban de verdad interesados en lo que sucedía, Gloria a Dios que esta juventud está ansiosa y dispuesta a poner su vida en manos de Aquel que todo lo puede. ¿Yo? como san Pablo: inútil siervo de Dios. Pero agradecido (y asustado hasta la médula) de la hermosa misión que ÉL me ha entregado.

En más de una oportunidad me han dicho palabras que me han quedado grabadas y que (no voy a pecar de egocéntrico) no voy a decir aquí, pues sólo Dios sabe si eso es verdad, yo lo único que sé es que cada día estoy más enamorado de mi vocación. Porque sí, lo que hace unos tres o cuatro años era una suposición, una idea, un parecer, gracias a Dios desde hace unos meses es una certeza: quiero morirme enseñando.

Porque es que no me veo haciendo otra cosa que no sea enseñar, y lo que más me apasiona de esto es que me veo en la obligación de aprender, porque no voy a llegar tirando flechas, tengo el deber de decir las cosas con base, y aunque soy creyente de la intervención divina del Espíritu, seamos realistas, Dios no va a hacer todo por uno, y no es que no pueda sino que ÉL quiere que nosotros pongamos de nuestra parte también, es tipo dando y dando, tú das fe y Él te da todo.

Y termino mi arrebato de pasión entregando mi obrar a Aquel que todo lo puede, que es Agua Viva y Abogado Celestial. Amén.

Comentarios

Lo más visto

Aplausos

Dementores

Hagamos tres chozas