Dementores

Creo que ya había dicho antes que me gusta la saga de libros del niño mago Harry Potter. En esta oportunidad voy a valerme de otra figura de esa historia: dementores.



Los dementores están descritos como seres no humanos, cuya principal característica es que te roban la alegría, se alimentan de tus recuerdos, de tus emociones, cuando están cerca de ti sientes frío y poco a poco te invade la tristeza. El punto fulminante es el beso del dementor, succionan tu alma por completo.

A veces las personas podemos convertirnos en dementores, robando la alegría de los demás con nuestras actitudes, nuestras palabras, nuestro anti-testimonio. Otras tantas somos las víctimas, somos nosotros los atacados, los que corremos el riesgo de recibir el beso.

Sabemos, por la Palabra, la Tradición y el Magisterio, que Dios se nos ha revelado y que lo sigue haciendo, día a día Él se nos muestra, escucha nuestras oraciones y las atiende, nos habla, nos guía y nos acompaña. Peeeeeero somos humanos (bendito sea Dios por ello) y en esa humanidad nuestra hay momentos en que nos cuesta creerle a Dios, nos cuesta creer que es verdad lo que Él nos dice en Su Palabra, nos cuesta creer que nos habla a través de los demás...en fin, nos cuesta creer que no podemos entender a Dios.

Recuerdo siempre una frase de San Agustín: 'a Dios no podemos entenderlo, y si pudiésemos, entonces no sería Dios', y esto es algo que muchas veces no entendemos. Parece un bucle infinito pero es así, a Dios no lo entendemos, entonces debemos entender que no podemos entender a Dios, pero nos cuesta entender que no podemos entender a Dios. Gran verdad es que sólo Dios se comprende a sí mismo, a nosotros, creación suya e hijos por el Amor, nos toca aceptar que nuestra mente no es capaz de entender el misterio de Dios, por eso a Dios no lo entendemos, sólo lo seguimos (obviamente sin caer en fanatismo).

El Papa Francisco nos ha escrito una hermosa exhortación sobre la Alegría del Evangelio, esa alegría de saberse amado por Dios, alegría de saber que Cristo nos ha salvado, alegría de que el Espíritu nos guía, alegría de haber recibido el Evangelio vivo, alegría de ser morada de Dios. Nosotros, cristianos comprometidos con Cristo, no podemos permitir que los dementores que andan por las calles nos quiten la Alegría de Cristo Jesús.

Si por esas cosas de Dios nos encontramos con alguno de estos personajes nuestra primera reacción debe ser orar al Santo Espíritu de Dios, ése que hemos recibido en el Bautismo y que hemos fortalecido en la Confirmación, ése Espíritu que habló por los profetas, por los Apóstoles, y que habla hoy por nosotros. Que no sean Señor nuestras palabras sino las tuyas las que salgan de estos labios.

Cuando tropezamos con alguien que ha perdido su fe, o que la tiene en duda, alguien que quiere racionalizar a Dios como si Él fuese alguna ciencia humana corremos el riesgo de que nuestra fe se vea a prueba, corremos el riesgo de que nos robe la Alegría y ante esta situación tenemos dos herramientas: el patronus y el chocolate, el primero para repeler y el segundo para recuperar fuerzas.

El patronus no es más que el Defensor que Cristo nos prometió que iba a venir después de él, el que nos ha guiado por más de dos mil años como Iglesia, Espíritu Santo, nuestra defensa, nuestro escudo ante cualquier amenaza, basta que pidamos la asistencia de Dios para que sintamos esa luz que espanta a los dementores.

Si el chocolate es para recuperar fuerzas no puede ser otra cosa entonces que la oración. Nuestra dulce y sabrosa tableta que quita los efectos de los dementores en nosotros no puede ser otra cosa que esa conversación con Dios, esa conexión con Él en la cual nos anima luego de la lucha para que sigamos adelante.

Siendo así salgamos pues con confianza firme en el Señor Jesús a acabar con todos los dementores que hay en el mundo, eso sí con nuestro patronus y el chocolate.

Comentarios

Lo más visto

Aplausos

Hagamos tres chozas