Se vende madre sin sentimientos
Hay un chiste que dice mas o menos así:
Llega un hombre donde su amigo y, asustado le dice -compadre, acabo de pasar por una casa que tiene un letrero que dice 'se vende madre sin sentimientos'- a lo que el amigo le responde -no compadre, ahí dice 'se vende madera, zinc y cemento'-.
A veces nosotros, las personas, hacemos esto, leemos mal las cosas, o bien porque tenemos problemas de visión, o bien, porque queremos leer a nuestra conveniencia. Pero esto tiene solución, al menos la visión con unos lentes (gafas, espejuelos, anteojos) se puede arreglar y ya leeríamos de forma correcta el letrero; en cambio, con la otra causa de mala lectura la solución no es tan sencilla, pues habría que ver por qué se está leyendo mal, qué dice allí que no nos conviene y le damos otro significado, ¿acaso el hombre del cuento tenía problemas con esos materiales que estaban siendo vendidos? ¿acaso tenía problemas con alguien y quiso poner su parecer en lo que decía?
Ahora, amigo lector, amiga lectora que me honras al dedicarme tu tiempo, te preguntarás a dónde quiero ir con esto, pues bien, voy a donde siempre llevo todo: al plano de la fe. Tú y yo (o yo y tú, para que no te sientas señalado) en algún momento de nuestra vida también hemos leído mal los letreros que se nos presentan.
¿Tenemos problemas de visión? Tal vez. Hay un sacerdote que dice que el pecado nos ensucia la pantalla y por eso empezamos a ver mal. ¿Hay anteojos para estos ojos (los de la fe)? Claro que sí! los Sacramentos, es lo que el doctor recetó, y perdóname la analogía pero es que ¿no es Cristo el médico de nuestra alma? (cf Mt 9, 12) y si el pecado ensucia nuestra alma y nos va quitando la visión poco a poco debemos ir a buscar nuestra sanación.
¿Y si el problema no es la visión sino conveniencia? Mmm...aquí no la veo tan claro, como dije unos párrafos más arriba ¿por qué estoy leyendo mal? mis ojos están bien, o eso creo, no entiendo por qué me dicen los demás que estoy leyendo mal, ahí está claro lo que yo digo...no se si expreso mi idea; este ver mal está más cerca de la soberbia y prepotencia que del oftalmólogo.
¿Cuál puede ser la solución si no me doy cuenta que tengo la pantalla sucia y tercamente insisto en que estoy leyendo bien? Oración. Pero no la mía sino la de mis hermanos, ya que, si estoy leyendo como me conviene me parezco más a los fariseos que a los publicanos (cf Lc 18, 9-14). Entonces, esta parte no es para quien está leyendo mal sino para el compadre que le hace caer en cuenta al amigo de su error.
Como decimos en el movimiento de apostolado del que formo parte: les pido que si me enfrío recen por mí. Y ésto es lo que debemos hacer con quien se ha alejado porque no le gustó algo que le dijeron o porque la Palabra de Dios le cuestionó. Oremos por quien se alejó, nunca nos cansemos de orar por nuestros hermanos.
La solución para estos problemas de mala lectura: los Sacramentos, empezando por la Reconciliación, hermosa manifestación del amor de Dios hacia nosotros, es un ir, arrepentidos, al encuentro con el Padre amoroso y esa mirada y ese abrazo que Él nos da, no como reclamo (Él ya se olvidó de eso) sino la alegría de que hemos vuelto a casa.
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