Perdido sin ti

En estos días mi cerebro me trajo el recuerdo de una canción que escuché en mi infancia, cantaba el coro y me preguntaba conscientemente si era posible que la letra hablara de la relación con Dios. De entrada se podría decir que no pero ¿qué pasará si sí?

La canción se llama "Perdido sin ti" y luego de buscar la letra no encuentro una razón profunda para decir que no, así que si alguien opina distinto soy receptivo a los comentarios. Por los momentos compartiré por qué creo que sí.

Quédate cada noche
Y suéñame en la luna
Ámame por las calles
Perdidas de mi vida
Bésame poco a poco
No sea que me muera
Vive con esto loco
Perdido que te quiere

Hay una especie de lamento y súplica, se reconoce perdido en la vida. Esto nos puede pasar cuando nos dejamos llevar por la rutina, por los ambientes que frecuentamos, si abandonamos la oración y la vida sacramental fácilmente podemos sentirnos perdidos, podemos sentir que nuestra vida incluso pierde sentido y valor. La letra pide que lo bese poco a poco pero no necesariamente es un beso carnal movido por el deseo de satisfacer un deseo sexual genital ¿o no son acaso besos de Dios la brisa, el sol, el aire que respiramos, los seres amados, el ver resuelta una situación que parecía no tener arreglo? Si Dios no nos da esos "besos" podríamos morir de a poco porque nos estaríamos sumergiendo en nuestros problemas y miedos y olvidaríamos que nuestro Dios calma la tormenta de nuestros pensamientos y camina sobre las aguas de nuestras dificultades (cf Mc 4, 35-40; 6, 45-52).

Si me falta tu presencia
Yo me pierdo buscándote
Cierro mi vida, cierro para mi
El libro blanco de mi vida
El libro blanco de mi vida

Reconoce que si Él le falta se pierde buscándolo, y esto pasa cuando no buscamos a Dios donde realmente está y esperamos encontrarlo en los vicios que nos ofrece el mundo que no dan paz, mas bien la roban, porque no nos relajan o distraen para que podamos luego pensar en las cosas que nos afanan o buscar lo trascendente sino que nos embotan llenándonos de contenido muchas veces innecesario y siempre de manera tal que nos sobresaturan y ya no quedan energías o ánimos para razonar y hacer un buen uso de la inteligencia crítica que tenemos para distinguir lo que es provechoso y lo que no. Cuando Dios nos falta es necesario ir a la fuente fiable, su Palabra, encontrarlo en la Iglesia que nos transmite las mismas enseñas de Jesús y que es canal de su gracia. Si Dios no está en nosotros cerramos el libro de nuestra vida por la simple razón que ya no vivimos, poco a poco nos morimos espiritualmente convirtiéndonos así en poco más que seres animados que se mueven por instintos y no por voluntad propia.

Perdido sin ti
No me dejes solo
Sin ti
Quédate en mi casa
I love you
Sin ti me falta todo
I need you
Sin ti no queda nada
Estoy perdido
No me dejes solo
Sin ti
Quédate en mi casa
No te vayas
Sin ti me falta todo
Esperarte
Sin ti no queda nada
Amor
Quédate
Amor
Quédate
Toda la vida
Quédate
Perdido sin ti

Sabernos perdidos sin Dios no puede llevarnos hacia otra dirección que pedirle que se quede, que no se vaya. Habiendo experimentado la soledad y el vacío que es una vida sin la gracia divina, al encontrarla, nuestra alma desea no perderla de nuevo, hemos encontrado el tesoro más grande del mundo, tanto así que es invaluable, ni toda la riqueza material del mundo entero unida puede comprar el amor que Dios nos tiene, ese que buscamos sin cesar, sin el que nos sentimos con nada, vacíos, huecos, el que da sentido a nuestra existencia. No te vayas, quédate con nosotros le decimos como lo hicieron los discípulos de Emaús (cf Lc 24, 13-35) caminamos tristes por la vida teniendo a Dios a nuestro lado pero cegados no lo vemos hasta el momento en el que Él se nos vuelve a revelar.

Guárdate en mi memoria
Y escóndete en mis brazos
Métete por los poros
Abiertos de mi herida
Mírame desde cerca
Y mátame si quieres
Pero no me abandones
Al viento de mi vida
Si me falta tu presencia
Yo me pierdo buscándote
Cierro mi vida, cierro para mi
El libro blanco de mi vida
El libro blanco de mi vida

Guárdate en mi memoria, pero no solo como mero conocimiento intelectual sino en la memoria agradecida del corazón, la de los buenos recuerdos, los momentos llenos del Amor y Misericordia infinitas de Dios. Recordar y agradecer hará que nuestra vida tenga sentido, recordar en los momentos difíciles que hemos pasado por cosas iguales antes y siempre hemos salido victoriosos en Cristo (cf Flp 4, 13).

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