Sagrada Familia

El domingo pasado, 29 de diciembre de 2013, la Iglesia Católica celebró el día de la Sagrada Familia. Esta fiesta nos presenta el modelo de familia: José, María y Jesús, y lo hace porque en ese núcleo familiar estaba presente Dios en cada uno de sus integrantes.

María, al escuchar el saludo del ángel dice sí al plan de Dios, sin pensar ni titubear, con la firmeza que sólo puede dar el abandonarse en manos del Creador. Y con ese sí nos vino la salvación: Cristo Jesús.

José, por su parte, nos muestra lo que es el santo temor de Dios, que no es miedo a Dios, al contrario, es miedo a apartarse de Dios. Cuando se enteró del embarazo de María pensó dejarla en secreto, para que el pueblo no fuera contra ella por adúltera, pero, de nuevo un ángel, interviene y le dice a José que abandone su idea de dejar a su esposa, puesto que ha sido obra del Altísimo la virginal concepción. Y José, con su sí al plan de Dios, formó la familia en la que el Hijo de Dios quiso nacer.

Jesús, ¿qué te puedo yo decir de Jesús que no sepas ya? es el Hijo de Dios, el Mesías, el Salvador anunciado y esperado, el nuevo Adán por el que nos vino la salvación. El que siendo Dios quiso ser uno igual a nosotros, menos en el pecado.

Padre, Madre, Hijo, constituyen la familia, el modelo que Dios quiere para nosotros, sus hijos, los que más ama de su creación.

En la citada fecha al comienzo de este post me sucedió algo que luego, analizando en retrospectiva, me hizo caer en cuenta de la bella forma en  la que mi Señor ha querido que celebrase la familia.

En la mañana salí con mi abuela, en carro, al cementerio, a la tumba de mi abuelo, nos acompañó una prima mía, sobrina de mi abuelo, que iba a llevarle flores a su papá. De regreso del cementerio nos quedamos accidentados, gracias a Dios fue en un centro comercial, llamo a mi tío para que nos fuese a auxiliar y "casualmente" él andaba cerca del sitio, no resolvió la falla, nos quedamos allí esperando.

Sin llamarle, mi papá se apareció al rato con mi tía, también intentó auxiliarnos pero fue fallido. A todas estas, se me había pasado decir que mi tío se había llevado a mi abuela a la casa, mientras mi prima se quedó conmigo acompañándome. Gracias a Dios mi mamá tiene el carro asegurado, y pudimos llamar a una grúa para que nos remolcase el carro.

Luego de un par de horas llegó la grúa, llamo a mi mamá para decirle, le aviso a mi tío que le avisó a mi papá, y mi abuela le avisó a mi prima que todo estaba bien. Y fue en este momento donde caí en cuenta de lo que había sucedido ese día, Dios me estaba regalando el vivir la solidaridad propia de la familia, todos estaban pendiente de lo que había sucedido y en continua comunicación.

No se si han escuchado antes que Dios no se deja ganar en misericordia, bueno, lo que me sucedió ese día fue una muestra de eso, que nunca me abandonó, siempre tuve a mi familia a mi lado, ayudándome, y es que así debe ser. Una de las tantas cosas que debe tener la familia hacia consigo misma es la solidaridad, ese apoyo sincero y constante.

Para finalizar ese día fue a misa, tremendo nuestro Señor, el sacerdote ese día en la homilía lanzó la siguiente frase "familia que reza unida, permanece unida".

Bendito sea Dios!

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