Limar asperezas
En estos momentos que escribo estas líneas estoy teniendo un problema personal con alguien que es (¿o era?) importante para mí y, aunque estoy consciente que lo más sano es solucionarlo, debo confesar que no se me está siendo fácil doblegarme e ir a hablar con esa persona. Me duele lo que me dijo cuando hablamos por mensajes de texto y eso dio origen a esta situación, las cosas importantes se hablan de frente, en persona, cosa que no hice yo cuando debí.
Tuve la oportunidad de escuchar recientemente a un sacerdote que durante casi tres días completos estuvo repitiendo la siguiente frase: no le preguntes al río por el agua que pasó sino por el agua que ha de venir. Para mí estas palabras vinieron de Dios directo hacia mí, no importa lo que hayamos dicho (yo también escribí algunas cosas) lo importante es aclarar el malentendido y seguir adelante, darle más importancia a lo que va a venir que al hecho que ya pasó y que no puedo deshacer ni borrar (con ayuda de Dios puede enmendar el daño pues lo dicho, dicho está).
Por un momento pensé en dejar las cosas así, sacarle de mi vida y hacer como que no ha pasado nada pero, aparte que no es una actitud cristiana, empecé a padecer las consecuencias de eso, me pongo irritable con sólo escuchar su nombre, cualquier cosa relacionada a esa persona me genera rechazo (lo que hace que trate mal a gente que no tiene culpa), sus actitudes hacia mí me parecen hipócritas...no he olvidado lo que me dijo que desbordó todo este sentir. No he perdonado (¿?).
Querer ver todo a la Luz del Evangelio inevitablemente me lleva a ver a Cristo en esta persona, por más que me de rabia la situación si espero que se me pase...llevo ya casi un mes en esto, no me parece que se me esté pasando nada. Ojalá esto me afectara sólo a mí pero no, también afecta a gente a mi alrededor y esto no me está gustando.
¿Qué voy a hacer? Pues este es un primer paso: admitir que estoy equivocado, desahogarme, drenar lo que estoy sintiendo y pues dejarlo todo en manos de Dios, pedirle su ayuda, que Él me ilumine cómo debo actuar y ablande mi corazón orgulloso, pedirle a Dios que me conceda la gracia del perdón, perdonar como Él perdona o mejor aún, "perdona mis pecados como yo perdono a quien me ofende" (para hacer mías en primera persona las palabras del Padre Nuestro).
Por la salud de mi mente y alma debo ir y hablar directamente con esta persona en cuestión hacia la que estoy teniendo estos sentimientos completamente contrarios a los que nos acercó en la amistad humana, primeramente, y luego en la cristiana.
Comentarios
Publicar un comentario