No la llames Semana Santa
Este año del 29-03 al 05-04 la Iglesia Católica celebrará lo que llama "Semana Santa", ocho días en los cuales se recuerdan la entrada triunfal de Jesús a Jerusalen y como poco a poco el pueblo fue cambiando su sentir hacia él, al punto que pide que lo crucifiquen; ésto provocado por los sumos sacerdotes que fueron sembrando cizaña. Y Jesús resucitó, al tercer día, venciendo así la muerte y el pecado, dándonos vida, recordándonos cuánto nos ama, éste es el mensaje final de este octavario: Dios nos ama.
Esta semana sería ideal vivirla cerca de Cristo, en comunidad, acompañarlo en su peregrinar terreno hasta su paso de la vida a la muerte, Triduo Pascual. Un Jesús verdadero Hombre y verdadero Dios, que lo vemos obrando milagros y expulsando demonios pero también cenando con sus amigos y lavando los pies en señal de servicio (que es el mayor acto de caridad). Un hombre que siempre buscó de Dios, que oró en acción de gracias, oró con temor..siempre en comunión con el Padre.
La preparación cuaresmal que hemos vivido, por gracia de Dios, culmina con estos actos memoriales que reviven la pasión, muerte y resurrección de Cristo. No sólo "vamos a celebrar" sino que, si Lo dejamos, Dios nos inspira a "vivir lo que celebramos". No es mero acto presencial, no es sólo tradición ni costumbre, es realmente esperanza y gozo que por Palabra, Tradición y Magisterio sabemos, con los ojos de la fe, que fueron ciertos y, más allá de que fueron ciertos, Jesucristo los vivió por ti y por mí.
Sin embargo, a pesar de lo antes expuesto, hay mucha gente que no vive esta semana de forma santa, ojo, no quiero ser juez pues el Juicio será mayor para mí, lo que quiero decir es que se ha perdido el sentido de estos días, ya no se busca a Dios sino a las pasiones, a los instintos, al placer...como humanidad hemos perdido la divinidad, esa que Dios nos ha regalado en el Bautismo, su Gracia santificante que acrecentamos con la recepción de los Sacramentos.
Ya no somos Pueblo de Dios y no porque Él haya decidido romper su pacto con nosotros, no!, somos nosotros los que hemos decidido (o al menos eso demuestra nuestros actos) pasar de Dios, vivir como si no lo necesitamos, como si nosotros solos pudiéramos salvarnos. Y tenemos la cara para planificar en "semana santa" cualquier actividad menos acercarnos a la Iglesia, reconciliarnos con Dios, acrecentar nuestra fe de forma privada y pública con la oración y la eucaristía, respectivamente.
Cada año es una nueva oportunidad de acercarse a Dios, de buscarlo, de reconciliarse contigo mismo, con Dios y con los demás. Cada semana santa, si la vives, es una oportunidad de cambiar lo viejo y darle paso al hombre nuevo, a ese que está necesitado de Dios y lo reconoce. Vivir la semana santa no es sólo acompañar a Cristo en su pasión y muerte sino que lo acompañas también en su victoria contra el pecado y gozas en Él de la resurrección, que no es otra cosa que la Vida que sólo Jesucristo da.
Comentarios
Publicar un comentario