¿Qué música tocar para Dios? II
Los Padres conciliares reunidos en el Vaticano II nos dejaron un documento sobre la liturgia titulado Sacrosanctum Concilium del cual voy a tomar unas notas para ir aprendiendo cómo debe ser la música que toquemos para Dios (muy a pesar de mis gustos personales en esa materia).
El capítulo VI de dicho texto lleva por nombre Música Sagrada, y comienza resaltando el carácter de "tesoro de valor inestimable" y "parte necesaria o integral de la liturgia solemne". Tanto así que la Sagrada Escritura en Efesios 5, 19 y Colosenses 3, 16 y luego los santos Padres y los Romanos Pontífices han insistido en la "función ministerial de la música sacra en el servicio divino". Como si no fuese suficiente esto añade que "será tanto más santa cuanto más íntimamente se halle unida a la acción litúrgica", es decir, las canciones, y por ende los ritmos, deben ser acordes al Misterio que se celebra puesto que es para "la gloria de Dios y la santificación de los fieles", pero tranquilos si son caribeños como yo, "la Iglesia aprueba y admite en el culto divino todas las formas del arte auténtico, siempre que estén adornadas con las debidas cualidades" (SC 112).
Esto último da un alivio porque la Santa Madre no nos impone un único tipo de música, mas bien nos recuerda qué es lo esencial. Los músicos (Dios les bendiga ese don) no van a la iglesia a lucirse ni a buscar que los descubran como artistas, y perdonen la dureza pero con palabras parecidas un sacerdote llamó la atención a un coro parroquial y me hizo pensar esto, ya que, ¿a qué vamos al templo sino es adorar a Dios como un suelo cuerpo, Su Cuerpo?.
Para esto juega un papel importante la música, ya que, "la acción litúrgica reviste una forma más noble cuando los Oficios divinos se celebran solemnemente con canto y cuando en ellos intervienen los ministros sagrados y el pueblo también participa activamente" (SC 113). Este numeral trae de mi memoria unos momentos de mi infancia, adolescencia y ahora edad adulta: cuando niño íbamos a misa a una parroquia en la que el coro (o la persona encargada del canto) antes de comenzar la misa ensayaba con nosotros lo que se iba a cantar en esa misa y así todos podíamos participar en esta alabanza; en la parroquia a la que asistía después el coro no ensayaba las canciones y el párroco pedía públicamente que nos enseñaran los cantos para que cantáramos todos, episodio que se repitió en la parroquia a la que asisto actualmente, parafraseando al sacerdote, sus palabras fueron algo como esto "¿les gusta la canción? Bueno, que el coro se las enseñe y así todos pueden cantar" (esto apenas terminado el canto de entrada y antes de comenzar la misa propiamente). Con estos recuerdos entiendo lo que nos dicen los santos padres en este numeral, es importante que el pueblo participe de la alabanza a Dios hecha a través del canto.
"A los compositores y cantores se les debe dar una auténtica formación litúrgica" (SC 115) la explicación de esto es evidente: la música es para adorar a Dios, ritmo, melodía, letra, voz...todo debe procurar este fin. Por eso la importancia que no se puede cantar cualquier cosa por más bonita que parezca o nos de sensación de paz (especialmente las canciones de nuestros hermanos no católicos que disfruto una que otra pero entiendo que no son para la misa). Siendo el centro Cristo Eucaristía nuestras canciones no pueden tener otro fin que no sea adorar este Sagrado Misterio, de ahí que el Espíritu Santo inspira letras y melodías que no solo nos hacen sentir bien sino que realmente instruyen sobre lo que ahí ocurre.
La Iglesia, consciente que es tan diversa como el abanico cultural que presenta la humanidad reconoce que "como en ciertas regiones hay pueblos con una tradición musical propia que tiene mucha importancia en su vida religiosa y social, dese a esta música la debida estimación y el lugar correspondiente, conforme a los artículos":
Con respecto a las canciones de nuestros hermanos esperados el Sacrosanctum Concilium en el número 121 nos dice "Los textos destinados al canto sagrado deben estar de acuerdo con la doctrina católica; más aún, deben tomarse principalmente de la Sagrada Eucaristía y de las fuentes litúrgicas". Esto me recuerda un sacerdote misericordioso que dijo en una oportunidad, de nuevo parafraseando, "no tengo problema en que canten esas canciones pero no lo hagan durante la comunión porque ellos no creen en la Eucaristía, busquen cantos que hablan de esto".
Quise compartir con ustedes parte de este documento conciliar porque, como dije al comienzo, a pesar de mis gustos musicales, para Dios quiero ser fiel a la Iglesia que es Maestra y como tal nos enseña lo que realmente nos va a acercar a Él.
Les dejo un link donde pueden encontrar el texto completo de esta Constitución sobre la Sagrada Liturgia.
Para esto juega un papel importante la música, ya que, "la acción litúrgica reviste una forma más noble cuando los Oficios divinos se celebran solemnemente con canto y cuando en ellos intervienen los ministros sagrados y el pueblo también participa activamente" (SC 113). Este numeral trae de mi memoria unos momentos de mi infancia, adolescencia y ahora edad adulta: cuando niño íbamos a misa a una parroquia en la que el coro (o la persona encargada del canto) antes de comenzar la misa ensayaba con nosotros lo que se iba a cantar en esa misa y así todos podíamos participar en esta alabanza; en la parroquia a la que asistía después el coro no ensayaba las canciones y el párroco pedía públicamente que nos enseñaran los cantos para que cantáramos todos, episodio que se repitió en la parroquia a la que asisto actualmente, parafraseando al sacerdote, sus palabras fueron algo como esto "¿les gusta la canción? Bueno, que el coro se las enseñe y así todos pueden cantar" (esto apenas terminado el canto de entrada y antes de comenzar la misa propiamente). Con estos recuerdos entiendo lo que nos dicen los santos padres en este numeral, es importante que el pueblo participe de la alabanza a Dios hecha a través del canto.
"A los compositores y cantores se les debe dar una auténtica formación litúrgica" (SC 115) la explicación de esto es evidente: la música es para adorar a Dios, ritmo, melodía, letra, voz...todo debe procurar este fin. Por eso la importancia que no se puede cantar cualquier cosa por más bonita que parezca o nos de sensación de paz (especialmente las canciones de nuestros hermanos no católicos que disfruto una que otra pero entiendo que no son para la misa). Siendo el centro Cristo Eucaristía nuestras canciones no pueden tener otro fin que no sea adorar este Sagrado Misterio, de ahí que el Espíritu Santo inspira letras y melodías que no solo nos hacen sentir bien sino que realmente instruyen sobre lo que ahí ocurre.
La Iglesia, consciente que es tan diversa como el abanico cultural que presenta la humanidad reconoce que "como en ciertas regiones hay pueblos con una tradición musical propia que tiene mucha importancia en su vida religiosa y social, dese a esta música la debida estimación y el lugar correspondiente, conforme a los artículos":
En el numeral 120 este documento nos indica que "Se tenga gran estima en la Iglesia latina el órgano de tubos, como instrumento musical tradicional,...en el culto divino se pueden admitir otros instrumentos conforme a los arts. 22 par 2, 37 y 40, siempre que sean aptos o puedan adaptarse al uso sagrado, estén a tono con la dignidad del templo y contribuyan realmente a la edificación de los fieles". Esto no es más que: guitarra eléctrica, bajo, batería, tambor, pandereta, triángulo, violín, teclado, charrasca, cuatro...por mencionar algunos de los que he escuchado usan en misa, se usen siempre y cuando no sean distracción para los fieles sino que les permita escuchar realmente la letra de la canción y unirla a dichos instrumentos para cantar así la gloria de Dios. Nótese que el texto (y yo haciendo eco) insiste que la importancia está en qué cantamos más que cómo lo cantamos (o con qué lo acompañamos).39. Corresponderá a la competente autoridad eclesiástica territorial, de la que se habla en el artículo 22, par 2, determinar estas adaptaciones dentro de los límites establecidos, en las ediciones típicas de los libros litúrgicos, sobre todo en lo tocante a la administración de los Sacramentos, de los sacramentales, procesiones, lengua litúrgica, música y arte sagrados, siempre de conformidad con las normas fundamentales contenidas en esta Constitución.40. Sin embargo, en ciertos lugares y circunstancias, urge una adaptación más profunda de la Liturgia, lo cual implica mayores dificultades. Por tanto:1). La competente autoridad eclesiástica territorial, de que se habla en el artículo 22, par 2, considerará con solicitud y prudencia los elementos que se pueden tomar de las tradiciones y genio de cada pueblo para incorporarlos al culto divino. Las adaptaciones que se consideren útiles o necesarias se propondrán a la Sede Apostólica para introducirlas con su consentimiento.2). Para que la adaptación se realice con la necesaria cautela, si es preciso, la Sede Apostólica concederá a la misma autoridad eclesiástica territorial la facultad de permitir y dirigir las experiencias previas necesarias en algunos grupos preparados para ello y por un tiempo determinado.3). Como las leyes litúrgicas suelen presentar dificultades especiales en cuanto a la adaptación, sobre todo en las misiones, al elaborarlas se empleará la colaboración de hombres peritos en la cuestión de que se trata.
Con respecto a las canciones de nuestros hermanos esperados el Sacrosanctum Concilium en el número 121 nos dice "Los textos destinados al canto sagrado deben estar de acuerdo con la doctrina católica; más aún, deben tomarse principalmente de la Sagrada Eucaristía y de las fuentes litúrgicas". Esto me recuerda un sacerdote misericordioso que dijo en una oportunidad, de nuevo parafraseando, "no tengo problema en que canten esas canciones pero no lo hagan durante la comunión porque ellos no creen en la Eucaristía, busquen cantos que hablan de esto".
Quise compartir con ustedes parte de este documento conciliar porque, como dije al comienzo, a pesar de mis gustos musicales, para Dios quiero ser fiel a la Iglesia que es Maestra y como tal nos enseña lo que realmente nos va a acercar a Él.
Les dejo un link donde pueden encontrar el texto completo de esta Constitución sobre la Sagrada Liturgia.
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