Los elfos de Hogwarts
En los libros de Harry Potter,
entre tantas cosas que no vienen al caso ahorita, hay algo que llamó mi
atención bastante. Las mesas, a la hora de las comidas, se llenaban mágicamente
de alimentos, muy variados y muy sabrosos, pero no se veía nadie poniéndolos en
las mesas, ya que, cuando llegaban los alumnos éstas estaban vacías, y “mágicamente” se llenaban
solas
Más adelante, en los libros de la
saga, nos enteramos que hay unos elfos domésticos que trabajan en la cocina del
colegio, y que estos ponían los platos de comida en unas mesas que estaban
exactamente debajo de las mesas del comedor donde estaban los alumnos. Y, con
magia, los platos desaparecían de las mesas de la cocina hasta las mesas donde
estaban los alumnos.
Pero no es esta ocurrencia de la
escritora de la saga lo que quiero compartir hoy, aunque sí lo es la analogía
que intentaré hacer.
Para estos muchachos la hora de
comer era la mejor, pues, sin ningún esfuerzo les daban alimento, lo único que
debían hacer era sentarse en las mesas y listo, la comida aparecía de la nada,
comida muy sabrosa, por cierto. No les decían cómo la comida llegaba hasta
ellos, y la curiosidad como que no les daba para preguntar al respecto. Y así
hay muchas personas en nuestra realidad, en nuestro día a día, en nuestra
familia, en nuestra casa, y cuidado si no somos nosotros los que somos así. Hay
gente que no se preocupa por la comida de la casa, que no le importa quién
cocina, ni de dónde salió el dinero para comprarla, ni tantas otras cosas que
pudiera decir ahora, pero creo que se entiende lo que quiero decir. Hay
personas que simplemente no les importa, así, no les importa, y ya.
Si bien es cierto que en una casa
no todas las personas tienen empleo, más cierto es que todos podemos ayudar, si
no tenemos el dinero para comprar la comida, cocinemos; si no sabemos cocinar,
freguemos los platos y lo que ensució la persona que cocinó; no nos gusta
fregar…pues algo debemos poder hacer en la casa, tal vez no sea asociado a la
comida como tal, podemos encargarnos de otro quehacer hogareño. La cuestión
está en que no podemos desentendernos completamente de quien provee los
comestibles ni de quien prepara la comida. Puede que no sea nuestro fuerte esa
área, pero algo tenemos que hacer, parte de la convivencia en el hogar es la
mutua colaboración, eso y el respeto por lo que los demás hacen.
Ahora, ¿qué ocurre si no es en
nuestra casa que somos desconsiderados con quien cocina? Pues, alguien debió
haberlo hecho, y si estamos pagando esa comida, por favor, no pensemos que,
porque esa persona se encarga de vender comida, no merece nuestro respeto, al
contrario, sigue siendo la mano que nos provee de alimento, así seamos nosotros
los que paguemos por esa comida, la dignidad humana no excluye a quienes nos
ofrecen un servicio.
Entonces resulta que no es en la
casa que faltamos el respeto ni tampoco es en el lugar donde compramos comida, preguntémonos
ahora, ¿soy yo como los elfos de Hogwarts?, ya nos vimos como las alumnos de
dicho colegio, volteemos ahorita la
tortilla, ya no somos servidos nosotros, ¿somos servidores?
Porque sí, es muy sabroso que te
sirvan a ti, que tu llegues a la mesa y ya está la comida, y no te enteres ni
de dinero para comprar los alimentos, ni de cocinarlos, ni de ayudar en el
hogar, y ni hablemos de comprar comida en la calle, ¿para qué, si (inserte nombre aquí de quien le cocina)
ya debe tenerla lista? Entonces resulta que somos unos bellos y hermosos
parásitos. Y sí, pueden que suenen duras mis palabras, pero ello no quita que
sea verdad lo que significan, si no ayudamos entonces estorbamos.
Por ello es necesario, empezando
por quien les escribe, que revisemos nuestra conciencia, ¿estamos realmente
ayudando en el hogar?
Me llama mucho la atención lo de
los elfos porque me parece que así debemos ser nosotros, como cristianos,
servir a los demás sin que nos importe que no nos vean. Servir por vocación, no
para echar en cara después lo que hicimos. Y no solo en el hogar, o, si
queremos ser cristianos, nuestro hogar es toda esta bella tierra que Dios nos
ha dado para vivir.
Como apóstoles de Cristo estamos
llamados (mandados) a servir a los demás, y nos lo dice Él mismo “estuve
hambriento y me diste de comer, desnudo y me vestiste, preso y me fuiste a
visitar” (cf Mt 25, 31-40), sin dudas esto es una invitación al servicio.
En fin, quiero ser un elfo de
Hogwarts: feliz y humilde sirviente.
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