Santidad es alegría

"Santidad es alegría" es la respuesta del joven Domingo Savio(aquí está la pregunta). Y esta respuesta tiene bastante sentido, y nos invita a examinar cómo estamos llevando nuestra vida de cristianos.

Solemos pensar que el cristianismo es cargar el dolor del mundo y sus injusticias sobre nuestros hombros, y que, mientras más doblados por el peso del dolor del pecado ajeno estemos, más santos somos. Ojo, no estoy diciendo que no debe dolernos el mal que hay en el mundo, lo que quiero decir es que no debemos convertirnos en sufrientes deambulantes, al contrario, debemos ponernos en oración por ese mundo que vemos tan lejos de lo que Dios quiere para nosotros.

En el Evangelio, Cristo nos dice sobre el ayuno y la penitencia: "Cuando ayunen, no pongan cara triste, como hacen los hipócritas, que se desfiguran la cara para mostrar a todos que ayunan. Les aseguro que ya recibieron su recompensa. Tú, cuando ayunes, perfúmate el cabello y no dejes de lavarte la cara, porque no son los hombres quienes deben darse cuenta de que tu ayunas, sino tu Padre que está en el secreto, y tu Padre que ve en lo secreto te premiará" (Mt 6, 16-18). Es decir, que no debemos andar tristes, ni aunque estemos haciendo sacrificio, pues si hacemos alharaca de nuestro ofrenda a Dios, no creo que sea precisamente por ÉL que lo estamos haciendo.

La santidad es la presencia de Dios en nosotros, es convertirnos en su morada, en su instrumento, siendo así, no hay cabida para la tristeza, la angustia, la desesperación, puesto que si tenemos al que Es, dentro de nosotros, diremos



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