Dios es el culpable
Una de tantas cosas que tenemos los humanos es la facilidad para echarle la culpa de nuestros actos a alguien mas, todo con tal de no admitir nuestro error o, en su defecto, no asumir las consecuencias de nuestros actos. Para muestra un botón, nuestros primeros padres.
Cuando Adán desobedece a Dios (comiendo del fruto del árbol prohibido) y se ve cuestionado por Él, su respuesta no se hace esperar: «La mujer que pusiste a mi lado me dio del árbol y comí.» (Gn 3, 12). Me detengo antes de seguir porque me da mucha risa esta reacción del hombre, porque habla así de la misma mujer de la que antes dijo «Esta sí es hueso de mis huesos y carne de mi carne. Esta será llamada varona porque del varón ha sido tomada.» (Gn 2, 23). Es decir, que la reconoce como algo bueno, como suya...¿o será acaso, por eso, que él echa la culpa de su desobediencia a ella?.
Aún sabiendo lo que hay en cada corazón, y luego de la respuesta del hombre: El Señor dijo a la mujer: «¿Qué has hecho?» La mujer respondió: «La serpiente me engañó y he comido.» (Gn 3, 13). Yo aquí me imagino la cara de asombro de Eva, porque si con eso sale el hombre que es su compañero, como que no es mucha la compañía que tiene, ¿no?, e imaginándome la escena,le echa la culpa a la serpiente pa' salir de eso.
Entonces Dios dijo a la serpiente: «Por haber hecho esto, maldita seas entre todas las bestias y entre todos los animales del campo. Te arrastrarás sobre tu vientre y comerás tierra por todos los días de tu vida.» (Gn 3, 14). La Escritura no nos muestra que Dios le pregunte a la serpiente (símbolo usado para representar al demonio) por qué tentó a la mujer, pero yo me voy a atrever a imaginarme la escena, pidiendo perdón si con ello ofendo a mi Señor.
Si Dios le hubiese preguntado a la serpiente por qué su actuar malvado de seguro ésta hubiese dicho que es culpa de Dios, que por qué Él la hizo así, con esas malas intenciones, con la envidia hacia el hombre y la mujer. Me atrevo a creer que no hubiese asumido su culpa, sino que, hubiese culpado a alguien más, y como no había quién, pues, Dios fue.
Porque vale destacar también que tanto Eva como Adán pudieron haberse negado a caer en tentación, sólo que, viéndose caídos, es más fácil culpar a otro que asumir el error propio. Y así somos todos los humanos, unos más, otros menos, no soy quien para saberlo, eso se lo dejo a la Misericordia Divina, más lo que sí se es que todos tenemos la inclinación al pecado, y no podemos ni debemos negarla.
Citas bíblicas tomadas de http://www.bibliacatolica.com.br/biblia-latinoamericana/genesis/#.Ul8F6tKP8XQ
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