Danos hoy nuestra cruz de cada día




Estando en Hora Santa en estos días hubo un momento de revelación (¿?), viendo al Señor en la custodia, vaciándome de mí para llenarme de Él vino sin yo darme cuenta a mi mente las palabras "dame mi cruz de cada día" y me llamó la atención esto pues es una forma de ver el pan que pedimos en el Padre Nuestro, ¿acaso no son nuestros problemas, situaciones...pan de cada día? Si alguno que me lee no tiene algún hecho que le tiente a sentirse tambaleado pues le presento mis respetos.

Cuando digo la cruz de cada día estoy entendiendo que todo lo que me sucede desde que me levanto hasta que me acuesto son oportunidades que Dios pone en mi camino de santidad, pues a eso estamos llamados todos los bautizados en nombre de Dios Uno y Trino, nuestra meta es la santidad, y cuidado si no es la meta sino el camino que hay que seguir, porque no es lo mismo que al final de mi vida yo me vaya con la conciencia tranquila de que no hice nada malo a que yo viva día a día consciente de que debo hacer el bien a los demás y procurando hacerlo.

Hay una especie de cuento que viene muy bien a esto de hablar de cruces: Un día un hombre tuvo la oportunidad de hablar con Dios y se quejó ante Él de que su cruz era muy pesada y se le hacía difícil llevarla, en respuesta a esto Dios le concede la gracia de cambiar su cruz por otra y lo pasa a un cuarto lleno de cruces de diferentes tamaños y le dice al hombre que deje su cruz pegada a la pared y que empiece a buscar una que le quede mejor. Va el hombre y carga las cruces una por una, algunas se les hacía tan pesadas que no podía ni levantarlas del suelo hasta que al fin encontró una con el tamaño y el peso adecuado, ¡ésta sí podía llevarla! y le dice a Dios "me llevo esta", Dios sonríe y le contesta "esa es la cruz con que viniste".

Muchas veces queremos hacer como este hombre, decirle a Dios que no podemos más con esta carga, con la situación familiar o laboral, con estos ambientes en los que me desenvuelvo, donde me toca evangelizar o el grupo de la catequesis...Le decimos que no podemos más con este peso y hasta nos volvemos otro Cristo y gritamos "Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?" pero ni por error nos acordamos que Dios dice que con Él el yugo es suave y la carga ligera (Mt 11, 28-30).

Hermano, hermana, El Señor no va a poner sobre tus hombros un peso mayor al que Él sabe que puedes aguantar, muy distinto es que tú no sepas cuán fuerte eres cuando confías en Dios. Porque si a esas vamos desde el Papa hasta los niños que están siendo concebidos en este momento tienen dificultades en la vida y deben luchar día a día para que éstas no les superen, eso sí, confiados en El Señor. ¿Acaso los bautizados no hemos recibido la gracia de Dios? ¿No es al mismo Cristo que recibimos en la Eucaristía que prometió que iba a estar con nosotros hasta el final de los tiempos (Mt 28, 20)?

Nadie dijo que la vida es fácil y quien lo dice es porque no está buscando vivir según los criterios de Dios. La vida es dura y difícil pero no te lo digo en son pesimista, al contrario, si algo he ido aprendiendo (con la ayuda de Dios) es que todo lo que es valioso cuesta y cuán valioso es el Reino de Dios. La santidad no es tarea fácil mas no es imposible para el bautizado que cree en Dios y, más importante aún, le cree a Dios.

Entonces sí, cuando recemos pidámosle al Señor que nos de nuestro pan de cada día teniendo en cuenta que junto al alimento material y espiritual estamos pidiendo también las oportunidades de santificarnos. Aprendamos a ver cada situación que se nos escapa de la mano o que viene a nuestro encuentro como un regalo de Dios para demostrarnos a nosotros mismo que si estoy con Cristo, ¿quién contra mí? (Rm 8, 31).

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