Trabajo de grado

Es gracioso cómo soy capaz de animar a otras personas a lograr sus objetivos y hasta les doy razones por las cuales seguir adelante con sus proyectos. Le llamamos consejo a esta orientación que se hace, y pues ciertamente Consejo es uno de los dones del Espíritu Santo, ese que hemos recibido en el Bautismo y que vuelve a venir sobre nosotros como en Pentecostés con la Confirmación.

Está mal que lo diga yo porque hasta cierto punto es vanagloriarme, lo del párrafo anterior, pero estoy convencido que la gloria no es mía, pues instrumento soy y puesto es Sus manos solo pueden salir cosas buenas de allí. Solo Dios puede darle forma a este barro y crear de él cosas bellas.

¿Me aqueja algo en este momento? Sí, y no solo en este momento sino desde hace mucho. Y es el no haber hecho aún el trabajo de grado para optar por el título de Ingeniero de Sistemas, carrera que estudié creyendo que era otra cosa, creyendo incluso que a mí me gustaba lo que yo creía que era. ¿Qué ocurrió? En el camino me di cuenta que esto no era verdad: ni la carrera era lo que yo creía ni a mi me gustaba eso. Pero la seguí cursando, aunque en la vía encontré otra cosa que me apasiona de verdad y que no lo sabía o no me había dado cuenta. Mi actitud, después de eso, no ha sido la más indicada, hace ya un par de años que terminé materia y está esa deuda pendiente conmigo, con mi familia, incluso con Dios pues mientra esté cargando ese lastre no puedo ser feliz en mi vocación.

¿La solución? La más fácil: hacer el trabajo, presentarlo, graduarme e ir a lo que realmente quiero. ¿El problema? Estoy tan obstinado en que no quiero eso que ni siquiera me dejo motivar por lo dicho en la oración anterior para salir de eso. Es triste que piense y sienta que "es salir de eso" pero más triste es que estoy dejando que esto me consuma, al punto que cuando me tocan el tema mi humor se pone insoportable, bueno, no mi humor, yo me vuelvo insoportable, me vuelvo hasta grosero en la forma tajante en la que respondo al respecto. 

Sé las consecuencias negativas de seguirle dando largas a esto, y no es tanto el riesgo de un cambio de pensum en la universidad y tener que cursar nuevas materias para poder presentar el trabajo de grado, sino el que mientras no haga lo que debo hacer mi testimonio de vida es pobre, se encarna en mí el "hagan lo que predico pero no lo que practico" y esa no es la idea porque hasta me convierto en obstáculo a la gracia.

¿Lo que voy a hacer? Primero orar para pedirle a Dios lo que me falta, segundo dejar lo necio y hacer la tesis, pues estoy en deuda con mi yo adolescente que entró a la universidad a estudiar, lo que me llevó a algo que me duele más: me estoy cerrando al hecho de crecer y ser verdadero hombre, esto es, afrontar miedos y lograr objetivos propuestos. Tengo todo para ganar: Dios está de mi lado y muere (literalmente) para que yo sea feliz.

Como todo lo que escribo, porque nada se escapa al orden de la gracia, estas palabras son mas para mí que para los demás, pero tengo un defecto que le pido a Dios lo bendiga: todo lo que aprendo NECESITO compartirlo. Nada hago con tanto conocimiento (el que pueda adquirir) sino lo hago vida, nada gano con ayudar al otro si no me ayudo a mí mismo primero, nunca seré verdaderamente útil mientras tenga deudas en mi vida.

La guinda de esta torta: tenía el borrador hecho hacía meses antes de su publicación, ¿lo más chévere? El borrador solo tenía título y la imagen.