Del pecado y la reconciliación II
Podemos ver en esta canción, con la que termina la película, que ya no hay que cavar un túnel, ya no vienen las hienas, ya no hay peligro, no hay amenaza, no hay miedo; en su lugar hay libertad, hay paz, hay felicidad...De entrada pudiéramos pensar que ya no hay pecado en nuestra vida (siguiendo la línea de la parte I que pueden leer aquí) mas no es así.
Las hienas que era nuestra conciencia que nos aturdía, que nos atormentaba mostrándonos nuestro pecado siempre, que no nos dejaba ver la misericordia y el amor de Dios ya no están. Ojo, nuestra naturaleza humana es pecadora, eso no se puede cambiar, sin embargo lo que sí cambia es cuando le damos entrada a Cristo en nuestra vida. Las suricatas cantaban alabanzas al gran timón...Al rey Simba logro salvar sin embargo el mérito no es de Timón. Si ven la película completa sabrán que Simba fue realmente quien los liberó del peligro, y no es secreto que los profetas del Antiguo Testamento comparaban al Mesías que había de venir con un león.
La conciencia de pecado en nuestras vidas es necesaria pues nos hace ver que estamos errando el camino y nos estamos alejando de Aquel que nos salvó de todo peligro. Cristo murió una sola vez y resucitó para siempre rompiendo así el dominio del pecado sobre nosotros y sacándonos del lugar de castigo que solo se merece el diablo y sus ángeles.
Ya no hay que cavar túneles, ya no tenemos que escondernos de Dios pues sabemos que Él no nos va a castigar, no hay por qué temer otra cosa que el alejarnos de Dios, son muchas las veces (si acaso la mayoría) que el túnel lo decidimos cavar nosotros mismos por no confiar en que Dios nos perdona pero de la misma forma podemos decidir no cavar más, somos libres, ¡Cristo nos ha liberado!.
Para las suricatas fue Timón (uno igual que ellos) quien los liberó, pero como sabemos la obra la hizo Simba, igual en nuestra fe, amigos, sacerdotes, catequistas, compañeros de grupo de la iglesia, de la parroquia, obispos, Papa...quien sea que nos hable de Dios no es él o ella quien nos está salvando del pecado, está haciendo su parte en la construcción del Reino y está llevando el mensaje del amor, el perdón y la misericordia de Dios, es una suricata más, la diferencia está en que conoce a Simba y sabe el bien que él puede proporcionar y eso lo mueve a buscarlo.
Te dejo con esta pregunta: ¿eres tú Timón para tus hermanos suricatas?
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