Me queda algo de conciencia

Resultado de imagenRecuerdo de niño esa sensación de estar siendo observado mientras hacía algo que sabía no era correcto. Es incómodo porque al voltear y ver que no había nadie allí me sentía tonto, aunque me hacía pensar que no debía hacer eso. 

Escribo esto porque ahora de grande me pasó algo así de nuevo y me dio mucha curiosidad que se sintió tal cual como lo recordaba: yo de espalda y alguien viniendo hacia donde yo estaba, volteo a ver y no hay nadie, sigo en lo mío y siento que me están viendo, vuelvo a voltear y de nuevo nada.

Cuando niño me dijeron que ese era mi ángel de la guarda que me decía que no estaba bien eso y como no perdemos este guardián nunca pienso que hoy de nuevo es mi ángel de la guarda que me dice que eso no está bien. Si piensan que estoy cometiendo un gran pecado y que debo ir corriendo a confesarme, pues no, realmente es algo sencillo, de esas chiquilladas que no tienen grandes consecuencias más allá del llamado de atención de los padres para aprender a no tomar las cosas sin permiso.

Es curioso para mí esto pues hacía tiempo que no me sentía de esa manera, sí tengo conciencia de pecado (y mira que remuerde a veces) pero eso de sentirme como un niño al que un adulto está viendo mientras hace cosas a escondidas no lo había sentido en mucho tiempo. Debo agradecerle a mi ángel de la guarda por no abandonarme y por protegerme no solo del mal físico sino, y a este le tengo más miedo, del mal espiritual. 

Por más tonto que parezca lo que se hace si va en contra de la voluntad de Dios es pecado, por desobedecer, por faltar al amor, por ser egoísta...las razones más comunes para hacer las cosas mal. 

No se si Cristo se refería a esto cuando decía lo de ser niños (estoy seguro que no) pero sí creo que tener esta actitud de sentirme niño que hace las cosas a escondidas por miedo a ser visto puede ayudarme en mi camino de fe, así puedo reconocer por sensación más que por razonamiento cuándo estoy haciendo algo incorrecto.

Comentarios

Lo más visto

Aplausos

Dementores

Hagamos tres chozas