Tesoros


Resultado de imagen para baul de los recuerdos

¿Cuántos de nosotros no guardamos una medallita o cadenita o estampita o cuadro o...que nos regaló en nuestra niñez una abuela, tía, madrina, prima de la hermana del sobrino del que cuida los carros en la iglesia? Todos nosotros atesoramos algún objeto cuyo significado para nosotros es muy valioso, por lo general lo es más por la persona que lo regaló que por el regalo propiamente.

Como siempre, Dios con su sentido del humor deja que yo crea que una idea para escribir es producto de mi propia vida o de mis pensamientos y se ríe de mí (pero sé que no de burla sino por cariño) cuando empiezo a escribir y termino con algo completamente distinto a lo que tenía en mente al principio.

Mi abuela materna me regaló, en mi niñez, una medalla del Divino Niño Jesús con una cadenita, la cual conservo pero que no uso (por motivos de salud), y recordar eso me hizo pensar en cuántas cosas solemos guardar por el recuerdo, o bien de la persona que lo regaló o bien del momento en el cual se dio el regalo. Y guardamos esos detalles como tesoros, hay quienes tienen una cajita a modo de baúl de los recuerdos en la cual conservan todos estos gestos de cariño recibidos.

Digo esto por mí, porque, aunque tengo cadenas, pulseras y demás artículos (muchos de carácter religioso) no los uso todos, ni siquiera los uso con cierta frecuencia pero sí los tengo guardados y pudiera hacer el ejercicio de quién y cuándo me regaló cada cosa. ¿A dónde quiero ir con esto? Ni tan lejos de lo que llevo, es a modo de examen de conciencia en "voz alta": ¿le estoy dando la importancia que esos recuerdos tienen? ¿Los estoy guardando por los motivos correctos? ¿Realmente los valoro y cuido con el cariño que los recibí?

Esto me lleva, o mejor dicho, me hace traer a colación las "reliquias", estos objetos (en algunos casos partes del cuerpo humano) que pertenecían a una persona que ha fallecido pero que nuestro amor hacia él o ella y nuestra fe en Dios nos hace pedir su intercesión ante el que es Santo entre los santos. Porque a fin de cuentas las reliquias que son veneradas con tanto amor y devoción por muchos fieles cristianos no son más que tesoros o recuerdos que guardamos con mucho celo de perderlos porque nos hacen sentir cerca de nosotros a quien pensamos está en el Cielo.

No pretendo comparar los pequeños tesoros que guardamos con tanto amor con las reliquias de los santos, sin embargo, ¿no son para nosotros tan valiosas nuestras pequeñas "reliquias" como lo son para toda la Iglesia, especialmente para quienes las conservan, las reliquias de santos y beatos, y con un amor tal que comienza desde el momento en el que aún vivían?

Cuando estos regalos los hacen personas que no viven en el mismo sitio que nosotros, o los hacen previo a una mudanza o son los que nos quedan cuando han partido a la presencia se vuelven entonces en la manera de mantenerlos vivos o presentes, ahí cerca de nosotros. Si es así nuestra atención y cuidado hacia estos tesoros debe ser mayor, debe movernos más el amor y entonces se convertirán en motivo de alegría, de ánimo, de fuerzas para nosotros.

Este artículo "pensé" en escribirlo hace unos días, pensando en esa medallita que mencioné antes, pero por razones de fuerza mayor he recibido nuevos tesoros de unas ex compañeras de trabajo (y a una le reclamé porque sé lo valioso que es para ella eso que me dio), y mientras veía esos detalles que tengo en mi puesto de trabajo pensaba en ellas (claro, tengo oportunidad de verlas de nuevo y podemos comunicarnos por el celular pero ya no las veré de lunes a viernes) y cuán cerca las puedo sentir a través de esos pequeños objetos.

Comentarios

Lo más visto

Aplausos

Dementores

Hagamos tres chozas