Yo, pecador (pero amado)
Tu presencia me penetra hasta los huesos,
cala en mí tu mirada
y me siento expuesto como niño pequeño.
No puedo esconderte la verdad,
y aunque quisiera
¿qué ganaría con burlarme de ti?
Cuando todos voltean para no verme
tú no,
tú volteas, directo a mí con esos ojos de amor.
¿Cómo esconderme de ti?
¿Cómo pretender que supero tu intelecto?
Me has sacado de la nada, dándome vida,
y yo me empeño
en buscar todo lo que me aleja de ti.
Tómame de nuevo mi Señor, no me dejes,
aprieta mi mano,
y si yo la suelto, ten misericordia de mí.
Comentarios
Publicar un comentario