Domingo del Buen Pastor

El lV Domingo de Pascua es llamado “del Buen Pastor” por las lecturas del día que nos hablan de esa figura, especialmente el Evangelio. En estas podemos encontrar quién es ese Buen Pastor, qué características tiene y por qué recibe tal título.

Seguro piensas como pastor en el sacerdote o persona que dirige tu comunidad parroquial o el grupo de apostolado. Ciertamente están llamados a serlo, pero no es de ellos de quien se trata directamente.

Hoy se habla de aquel cuyo Nombre podemos pronunciar en los momentos de mayor angustia y dificultad; un nombre ante el cual recibimos salvación (cf. Hch 4,12), tanto por la salud física que nos devuelve (cf. Hch 4, 10) como por ser nuestra única tabla de salvación cuando sentimos nuestras fuerzas fallar.


Jesús es la piedra rechazada…

“La piedra que desecharon los constructores” (cf. Sal 118, 22) son palabras que tal vez hayas escuchado en algún momento, pero ¿sabías o recordabas a quién se refieren?

Es Jesús esa piedra sobre la que el Padre quiso reconstruir, sobre quien cargó la misión de salvar al hombre; pero fue rechazado, herido, maltratado y despreciado. Sin embargo, no temas, Él venció a la muerte y por eso podemos celebrar la Pascua.

Es el nombre de Jesús el Nombre por el cual hemos sido salvados y rescatados de la muerte eterna y del pecado que nos condena para siempre. Aquel que un día fue llevado a la cruz y, luego, sepultado, está hoy vivo para que tú puedas ser feliz.

Por eso, como Pueblo de Dios, nos alegramos y lo bendecimos por tanto amor y generosidad inmerecidas que ha derramado sobre nosotros.


…por quien somos hijos

Si te parece poco esto, déjame decirte que por el mismo Jesús hoy somos hijos de Dios también. No solo es un sentimiento o unas palabras que se dicen para consolar. Es una realidad innegable.

Somos hijos de dios (cf. 1 Jn 3, 1), y como tal, tenemos un llamado colectivo e individual a ser santo como nuestro Padre es santo. Esa semejanza a Él que recibimos en la creación hoy vuelve a ser manifiesta, quizá con más urgencia y efectividad, en medio de las situaciones a las que somos sometidos y exigen más de nosotros.

Hemos de vivir aquí en la tierra con los ojos puestos en el Cielo pero con los brazos y pies disponibles para los más necesitados. Qué bonito ha de ser que de nosotros se diga que nos parecemos a nuestro Padre.


Jesús es el Buen Pastor

Sí, si te quedaban dudas de quién es el Buen Pastor en Jn 10, 11-18 tienes la respuesta con una claridad como el sol de mediodía.

Jesús es el Buen Pastor, la piedra que desecharon los arquitectos y el Nombre que nos salva. Y todos esos atributos los obtuvo por mérito propio. Dios Hijo, hecho hombre, obedeció al Padre lo hace un hijo, y, así, pudo actuar como un Hombre en el cual se puede ver a Dios.

Mientras hay muchos falsos pastores, que quieren el presunto prestigio del puesto o los beneficios que creen eso significa, salen corriendo ante el primer ataque del enemigo o les fallan las fuerzas y no saben qué hacer; Jesús no huye, Él se queda de pie y a la vanguardia para defender a su rebaño, tanto así, que no le basta los que están a su lado.

Él, una vez que están seguras sus ovejas, sale en busca de esas otras que también le pertenecen pero que no están aún en su rebaño. Él sabe quiénes son y dónde encontrarlas y, lo mejor de todo, sabe cómo atraerlas al lugar seguro sin que sientan miedo.

¿Quieres una última característica? El Buen Pastor da la vida por sus ovejas, nadie se la quita, es más, ni siquiera se la piden, pues antes que sea necesario Él ya está allí dispuesto a dar su vida para que tú no pierdas la tuya.

Jesús es el Buen Pastor, el que sale a tu encuentro; te busca, te encuentra y se queda a tu lado. ¿Vas a aceptar su invitación a formar parte de su rebaño? ¿Vas a dejar que te cargue y te libere de toda atadura que te domina a través del miedo?

Dios es Amor, no miedo.

Jesús es Vida, no muerte.

Él es el Buen Pastor y quiere que tú lo aceptes como tal.

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