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Con los ojos bien abiertos

¿Cuántas veces en nuestra vida, por querer seguir ciertos modelos o estilos de vida, o a personas en específico, nos sentimos fuera de casa? Incluso, pudiéramos llegar a estar literalmente fuera de casa, dejando a un lado aquello con lo que crecimos y que fue nuestro entorno durante muchos años. Ver cambiada nuestra realidad de tal forma puede hacernos tambalear, no solo en la fe, sino en la vida misma, generando en nuestro interior una sensación de soledad o abandonado. Por eso, es importante que sepas que esto no es verdad. No estás solo ni abandonado, Dios no se ha ido, solo hace falta volver el rostro a Él para ver toda su maravillosa obra y cómo te hace volver a estar en casa. “Los que siembran entre lágrimas…” (Sal 126(125), 5) En medio de esa sensación de soledad, solo Dios sabe cuántas lágrimas se han podido derramar, cuántas veces se ha roto el corazón, pero ¿sabes algo? La alegría que sientes cuando el Señor te regresa a tu lugar, ahí junto a Él, allí donde puedes ser auténti...

Hay que saber pedir

Una de las cosas que las personas no siempre hacemos bien es pedir. Y puede parecerte extraño que diga esto pues la vida se nos va en hacer distintos tipos de peticiones: como padres de familias, como hijos, como compañeros de estudio o trabajo, con los amigos o vecinos, e incluso en el grupo parroquial o de apostolado. Es tan natural esto que no nos damos cuenta, a veces, de cómo pedimos las cosas y hasta de qué manera lo hacemos. ¿Te has dado cuenta que el tono de tu voz y tus gestos hacen que las personas sean más receptivas o no a tu mensaje? Ahora, ¿Qué ocurre con nuestras peticiones a Dios? ¿Las hacemos de forma correcta? ¿Sabemos qué pedir? Es cierto que pasamos toda la vida invocando Su nombre para que nos ayude, nos solucione, nos cuide, nos proteja y un sinfín más, pero ¿Estamos pidiendo lo que realmente nos conviene? No se puede negar que todos tenemos necesidades de distintos tipos, sin embargo, la principal es la sabiduría, esa que proviene de Dios y cubre todas las demás ...

Si te sientes agobiado, no temas

La vida tiene momentos de altas y bajas, y estamos sometidos a ellos constantemente. Para muestra de ello basta que te detengas uno segundos y veas el problema o situación actual que te está afectando, no me atrevo a mencionar alguno porque las opciones son infinitas. Lo que sí te puedo asegurar es que eso que estás pasando ahora tiene un sentido, un para qué. Sí, lo sé, es algo que podemos entender con la razón, pero cuesta mucho aceptarlo por completo (o al menos sin rechistar) en el día a día. Es por esa razón que hoy quiero compartir contigo lo que nos dice Dios en su Palabra, esto es, que algunas de las cosas que les pasan a los creyentes pueden ser provocadas por aquellos que no piensan igual. Claro está, no podemos andar pensando que todos están en contra nuestra, sin embargo, en alguna ocasión sentimos que nos meten el pie para caernos o que nos colocan demasiados obstáculos para lograr nuestros objetivos e incluso hay quienes pueden llegar a decirte de frente “es que quiero qu...

Los sordos volverán a oír

En el día a día de nuestra vida podemos darnos cuenta de muchas personas que padecen distintos males, tanto a nivel físico, mental, emocional o espiritual. Estos, en mayor o menor medida, se van convirtiendo en obstáculos, dejando de ser problemas o circunstancias personales para volverse problemas sociales. Puesto que, afectan tanto al individuo que ya no puede desenvolverse de forma normal, o como venía acostumbrado. Esta es una realidad tan antigua como la misma humanidad lo es, por eso, la ciencia y tecnología va buscando cada vez más solventarlos y darle una calidad de vida lo mejor posible a quien padece estos males. Es muy buena esta actitud e intención de ayuda, pero, ¿qué pasa con los males a nivel espiritual? ¿Has visto que las personas realmente se toman en serio este aspecto? ¿A cuántos conoces que, teniendo dudas de fe, o la debilidad propia de nuestra condición humana, no buscan al sacerdote o la figura de autoridad moral más cercana, sino, pretenden encontrar la solución...

La Ley del Amor

Una de las características de la civilización humana es el desarrollo de normas, reglas, leyes y demás medios para ordenar el comportamiento ciudadano. En la Iglesia, o mejor dicho, en la religión, Dios también pone al alcance de los hombres unas leyes o normas por los cuales debe regirse. Estos son los Mandamientos. Moisés los recibió directamente de Dios y los dio a conocer al pueblo, sin embargo, como siempre hay alguien dispuesto a querer cambiar lo que no le gusta o no le funciona según su forma de pensar y actuar, se hizo necesario recordarle a ese pueblo que la Ley estaba para cumplirse, no para adaptarse. Lo mismo puede pasarnos hoy en día, aquello que Dios nos pide puede parecernos pasado de época o molesto. O por el contrario, podemos creer que se queda corto ante tanto mal que vemos y le agregamos más exigencias y pesar (cf. Dt 4) ¿Quién entrará a ver el rostro de Dios? Al ver los 10 mandamientos más de uno dirá que es imposible de cumplir, que es una locura, e incluso que c...

Palabras de vida eterna

El mundo en el que vivimos actualmente, nos ofrece un sinfín de opciones para que escojamos aquello que nos funciona mejor o nos agrada más. ¿Acaso con la fe es igual? No voy a dar una respuesta tajante en este momento, más bien, quiero compartir contigo esta reflexión. Dime con quién andas... A quien seguimos determina, lo creamos o no, nuestro presente y futuro. ¿Cómo es esto posible?  Si colocas tu fe y confianza plena en algo, o alguien, que no puede darte lo que quieres (aunque lo prometa), ni mucho menos lo que necesitas y conviene, terminarás siendo infeliz. ¿Te parece muy duro? Imagina cuánto debió haber sido para Israel, el pueblo que Dios se escogió y que, en algún momento de su historia, le dio la espalda al preferir los ídolos y dioses ajenos. Muchas cosas ocurrieron para que el profeta, de ese entonces, se parara frente a ellos para exigirles que decidieran si estaban con Dios o no (cf Jos 24, 15). En Venezuela llamamos a esto "ser chicha o limonada", sin embargo...

La mujer y el dragón

El 15 de agosto la Iglesia celebra la Solemnidad de la Asunción de la Virgen María. Con esta fiesta, los cristianos nos alegramos y esperanzamos porque María, una como nosotros, fue llevada en cuerpo y alma por su hijo, Jesús. Esto es motivo para detenernos un poco a ver ¿por qué ella? ¿La Biblia dice algo sobre la asunción? Juan tuvo una visión En el libro del Apocalipsis (nombre que traduce “revelación”), el apóstol san Juan escribió las visiones que el Espíritu de Dios le mostraba. En el capítulo 11, versículo 19 y siguientes, encontramos que del Cielo bajaba una mujer encinta, con dolores de parto. Mientras tanto, un dragón, con 7 cabezas y 10 cuernos, aparece y se posa delante de ella, esperando que salga el bebé para devorarlo. Tal como sabemos ahora, esta mujer de la visión no es otra que la Virgen María, aquello de la cual Dios predijo que saldría un descendiente que pisaría la cabeza de Satanás. (cf Gn 3, 15). Es por esa razón que el dragón espera, se podría decir que impacien...