Lo que se sobre el Papa
En mi vida (apenas 24 años) han pasado dos cónclaves (pero solo he vivido uno). El primero por la muerte del Papa, hoy beato, Juan Pablo II y el segundo, el reciente, por la renuncia del Papa (Emérito) Benedicto XVI.
La institución del Papa sucesor de Pedro, a quien Jesús le dejó el pastoreo de Su Pueblo Santo (el de Dios) no sólo es Bíblica sino que es un promesa real ya vivida hoy en día: las fuerzas del mal no prevalecerán sobre ella (cf Mt 16,18). Tanta gente con tan malas intenciones tanto dentro como fuera de la Iglesia (no hay que ponerse brutos en este aspecto) no han podido acabar con una obra que no solo es Divina sino que tiene como guardián a su propio fundador.
El Papado real, ese que dejó Jesús en Pedro (el príncipe de los apóstoles) es realmente un Principado pues como coherederos del Reino de Dios estamos invitados más que obligados a construir la civilización del Amor, ya! que pa' luego es tarde. El Papa como sucesor de Pedro tiene la misma función de aquel, Pedro fue príncipe pero no por grandes riquezas materiales y castillos y tierras, sino porque empezó a construir ese Reino de Amor que Dios nos quiere traer en la persona de Jesús.
El Papa, hombre escogido entre los hombres para la salvación de los hombres, debe traernos ese mismo mensaje, construir el Reino de los Cielos entre nosotros.
Una vez aprendida estas cosas (y las que me faltan) empecé a vivir más al Papa, ese apóstol de Jesús que tuvo la osadía un día de entregarse en cuerpo y alma a la Iglesia, que en la actualidad está aún siendo atacado por errores humanos cometidos hace más de 5 siglos (pero no es de eso lo que quiero hablar), ese hombre valiente que tuvo, tiene y tendrá la fe puesta en el Único Dios Verdadero.
Realmente el Papa es una riqueza humana para una Iglesia que es humana.
Cuando Benedicto XVI anunció su renuncia como Papa debo confesarles que me dio miedo, pues en mi humanidad sentí que nos quedábamos sin Pedro, olvidé la promesa de Jesús que es ÉL quien lleva la Iglesia. Pero este miedo me duró apenas un par de horas, pues luego de sacudirme la sorpresa el mismo Papa que nos anunció que renunciaba nos preparó durante lo que quedaba de su gobierno no solo para que entendiéramos el por qué de su renuncia sino para que aceptáramos (incluso antes de las congregaciones de los cardenales) al nuevo sucesor de Pedro. Como Vicario de Cristo realmente tuvimos la Gracia de verle a Él en el Papa saliente.
Nos preparó para un cónclave sin precedentes en nuestra época, nos inspiró ese deseo de conocer hasta el más mínimo detalle de cómo se realiza la elección del Pontífice. Pero más importante aún, con su ejemplo una vez más nos enseñó que hay que tener fe, que Jesús no hizo promesas vanas, que aunque no se vea al hombre a la "cabeza" de la Iglesia tenemos al mismo Cristo como Cabeza de la Iglesia, pues Benedicto XVI nos demostró que los hombres somos pasajeros pero Dios es eterno, y aunque haya sede vacante la Iglesia nunca queda sola.
Fueron días para mi angustiantes, pues quería ya un nuevo Papa, leía vorazmente cuanto me encontraba referente al Cónclave, quería seguir detalle a detalle este proceso, y hasta me desesperé de que tardara tanto en comenzar (pobre ingenuo yo, se me había olvidado que todo sucede en su justo momento). Debo agradecerle al hoy Papa Emérito que me haya inspirado ese deseo verdadero y amoroso de orar por 115 hombres que no conozco pero que mi fe me hace ver a Cristo en ellos, orar para que ellos viesen a Cristo en cada uno de sus hermanos cardenales, orar para que el Espíritu Santo les guiase en esa bella y difícil labor que llevaron a cabo. Y lo más hermoso de Benedicto al final de su Papado es que una vez más nos demostró que somos Una sola Iglesia, pues todos en todas partes estábamos rezando por lo mismo: por un sucesor de Pedro según la voluntad de Dios.
¿Por qué digo que solo he vivido uno? Pues, aunque es cierto que a los 16 años ya yo tenía conciencia sobre la Iglesia y el Papa no los vivía como intento vivirlos hoy. Sabía que el Papa es el vicario de Cristo (a todos nos dicen eso en la catequesis), sabía que es un hombre que dirige a la Iglesia (cuando realmente quien dirige la Iglesia es Dios mismo), pero no vivía lo que sabía.
¿Sólo conocimiento? no sabría decirlo.. ¿hoy es fe vivida, celebrada y compartida? totalmente!Cuando Benedicto XVI anunció su renuncia como Papa debo confesarles que me dio miedo, pues en mi humanidad sentí que nos quedábamos sin Pedro, olvidé la promesa de Jesús que es ÉL quien lleva la Iglesia. Pero este miedo me duró apenas un par de horas, pues luego de sacudirme la sorpresa el mismo Papa que nos anunció que renunciaba nos preparó durante lo que quedaba de su gobierno no solo para que entendiéramos el por qué de su renuncia sino para que aceptáramos (incluso antes de las congregaciones de los cardenales) al nuevo sucesor de Pedro. Como Vicario de Cristo realmente tuvimos la Gracia de verle a Él en el Papa saliente.
Nos preparó para un cónclave sin precedentes en nuestra época, nos inspiró ese deseo de conocer hasta el más mínimo detalle de cómo se realiza la elección del Pontífice. Pero más importante aún, con su ejemplo una vez más nos enseñó que hay que tener fe, que Jesús no hizo promesas vanas, que aunque no se vea al hombre a la "cabeza" de la Iglesia tenemos al mismo Cristo como Cabeza de la Iglesia, pues Benedicto XVI nos demostró que los hombres somos pasajeros pero Dios es eterno, y aunque haya sede vacante la Iglesia nunca queda sola.
Fueron días para mi angustiantes, pues quería ya un nuevo Papa, leía vorazmente cuanto me encontraba referente al Cónclave, quería seguir detalle a detalle este proceso, y hasta me desesperé de que tardara tanto en comenzar (pobre ingenuo yo, se me había olvidado que todo sucede en su justo momento). Debo agradecerle al hoy Papa Emérito que me haya inspirado ese deseo verdadero y amoroso de orar por 115 hombres que no conozco pero que mi fe me hace ver a Cristo en ellos, orar para que ellos viesen a Cristo en cada uno de sus hermanos cardenales, orar para que el Espíritu Santo les guiase en esa bella y difícil labor que llevaron a cabo. Y lo más hermoso de Benedicto al final de su Papado es que una vez más nos demostró que somos Una sola Iglesia, pues todos en todas partes estábamos rezando por lo mismo: por un sucesor de Pedro según la voluntad de Dios.
Comentarios
Publicar un comentario