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Mostrando entradas de octubre, 2016

Debe ser por vocación

Luego de mucho pensar he llegado a la conclusión que la atención al público es cuestión de vocación, esto se explica a la luz que trabajar con personas no es fácil, no todos son capaces de aguantar a alguien preguntando varias veces lo mismo; explicar no una, ni dos, ni tres, sino hasta más veces cómo es el procedimiento a seguir; tolerar que el cliente (quien supuestamente tiene la razón siempre) pretenda imponer su criterio por encima de las políticas de la empresa.  Esto ya lo había pensado como usuario, siendo yo el que tal vez caía en alguna de las actitudes antes mencionadas y me quejaba (según yo con todo mi derecho) por el mal trato que recibía de quien se supone me prestaba un servicio, pero ahora me tocó a mí ser el que atiende, ser yo el que debe estar dispuesto a lo mencionado en el párrafo anterior...cuán distinto se ve ahora todo ¿o no? Al momento de escribir esto tengo 10 meses trabajando en atención al público, lo curioso es que mi puesto no es directamente...

¿Qué música tocar para Dios? I

La cultura caribeña se caracteriza, entre tantas cosas, por su música: alegre, bailable, animosa. Y esto es agradable porque invita a quien la escucha a disfrutar no solo la música, incluso hace disfrutar la vida, los buenos momentos, sirve de terapia relajante, antiestrés. La música afecta los sentidos y el ánimo, puede alegrar o entristecer, alterar o tranquilizar; efecto poderoso este sobre la mente. La Iglesia no es ajena a esta realidad natural en los humanos, la música puede influir en nuestra forma de comunicarnos con Dios, en nuestra alabanza y hasta en nuestra fe; como dije en el párrafo anterior, afecta nuestros sentidos y algunos tendemos a ser más sensibles que otros y por ese medio podemos experimentar a Dios, inclusive sentirlo.  De allí la importancia de saber escoger qué música tocar para Dios y no solo en cuanto a la letra (que es muy importante) sino al ritmo que se escoge. Particularmente escucho casi cualquier género musical, teniendo una mayor inclinac...

4to mandamiento, tengas la edad que tengas

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Los mandamientos que Dios le entregó a Moisés (que prefiero ver como indicaciones para ser feliz que como obligaciones que conllevan a castigos si no se cumplen) no pierden vigencia, aún hoy debemos cumplirlos; no son para una etapa de la vida, hasta el último aliento de existencia nos vemos afectados por ellos. Y es preocupante ver cómo a medida que nuestra edad cronológica crece sentimos que podemos saltarnos alguno sin problemas porque eso es para los niños, yo (adolescente, adulto) no estoy en la obligación de cumplirlos. Ese pensamiento resulta errado, de hecho me atrevería a decir que mientras más adultos seamos más debemos cumplir los mandamientos pues entendemos más a lo que nos lleva el ponerlos en práctica. Sin embargo esto no lo veo tan seguido, en especial con el mandamiento al que hago referencia hoy, cuánto me duele ver a los adolescentes maltratar a sus padres porque, como ven que están creciendo, se sientan ya grandes y comienza una desvalorización del respet...

¿Para quién escribo?

Lo que voy a compartir con ustedes no se si deba o esté correcto, sin embargo lo voy a hacer porque es una inquietud sana, o al menos así me parece a mí.  Al ver las estadísticas que me ofrece esta herramienta de las visitas a las entradas del blog me pregunto ¿realmente "me" lee esa cantidad de personas? ¿El mensaje que quiero transmitir está, de verdad, llegando a ese número de almas? Y no quiero caer en la banalidad de por crecer las estadísticas pensar que estoy haciendo bien el trabajo, porque esto es eso para mí, mi trabajo. Cristo nos mandó al mundo a llevar su Evangelio a todos los rincones y es la misión de los cristianos que no quede ni un alma sin oír hablar de Jesús y su plan de salvación para nosotros. No hay mejor comunicación que la que se pueda dar entre dos personas que están frente a frente (o más en el caso de ser una charla, ponencia, escuela, catequesis...), sin embargo la tecnología permite que, a una rapidez alucinante, personas de otro con...

Amo lo que hago

Por gracia de Dios fui llamado al servicio de la Palabra a través de la catequesis hace ya diez años (que rápido se dice eso). La historia comienza haciendo labor social en el liceo (requisito para graduarme de bachiller) y se me ocurrió la catequesis como servicio comunitario pues así mataba dos pájaros de un tiro: cumplía con el colegio y hacía algo que me llamaba la atención. Lo que no me podía imaginar ni saber en el momento es que iba a enamorarme de esto, hablar de Dios a los demás y compartir mi conocimiento con los otros ha sido una bendición en mi vida. Los primeros años trabajé con niños que se preparaban para recibir la comunión, luego con adolescentes para la confirmación y ahora adolescentes y adultos jóvenes que se preparan para recibir ambos sacramentos. La iniciación cristiana es tan vital para la fe como lo indica el nombre con el que se les agrupa a estos sacramentos (Bautismo, Eucaristía y Confirmación). Hay gozo en el Cielo cuando un hijo de Dios recibe estas g...

La importancia del saludo

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De niño y de adolescente mi mamá bastante me decía que a donde fuera saludara, que es señal de educación y de respeto y que no me quita nada el hacerlo. Me pasó algo curioso en estos días, dos casos muy distintos pero que me dejaron por igual sorprendido. Estaba en una fila esperando ser atendido y pasa un señor y me saluda con bastante efusividad, yo le devuelvo el saludo con el mismo entusiasmo, mi mamá ve esto y me pregunta quién es y le respondo con la verdad: no se quién es. Quien me conoce sabe que soy despistado y aunque considero que soy mejor para recordar caras que nombres debo confesar que no recuerdo haberlo visto antes. Otro día, viniendo al trabajo me saluda una señora que sí reconocí (aunque tardé en hacerlo), igual con mucho cariño de ella hacia mí y viceversa, me comentó que ya no trabaja en la limpieza de las calles con la alcaldía (que era como casi a diario la saludaba al encontrármela). Este saludo me alegró bastante, en parte por el cariño que recibí...

Seamos niños

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Hace unas semanas me pasó algo curioso que no quería dejar pasar la oportunidad de compartir: volví a sentirme como cuando era niño y hacía algo a escondidas, esa sensación de ser visto pero al voltear "nadie" me veía. Creí de pequeño que era Dios que me veía por estar haciendo algo malo, luego que era mi ángel de la guarda que me decía que estaba haciendo algo que no debía; asociado todo a estar escondiéndome. Lo que me hace, en este momento preguntarme, ¿qué hacemos los humanos que nos escondemos para evitar que nos vean? Algo (o Alguien) dentro de nosotros nos debe alertar para que tomemos esa actitud. La imagen que escogí para esta entrada me gustó mucho porque así me sentía, escondido viendo si alguien me veía para hacer eso que sabía no debía pero igual lo hacía. Superada la niñez ¿hemos vuelto a sentirnos así? Tú, joven o adulto, ¿sigues haciendo cosas a escondidas por miedo a que te vean y te regañen? Si lo haces o no queda de parte tuya y de Dios pero sí v...