¿Qué música tocar para Dios? I

La cultura caribeña se caracteriza, entre tantas cosas, por su música: alegre, bailable, animosa. Y esto es agradable porque invita a quien la escucha a disfrutar no solo la música, incluso hace disfrutar la vida, los buenos momentos, sirve de terapia relajante, antiestrés. La música afecta los sentidos y el ánimo, puede alegrar o entristecer, alterar o tranquilizar; efecto poderoso este sobre la mente.

La Iglesia no es ajena a esta realidad natural en los humanos, la música puede influir en nuestra forma de comunicarnos con Dios, en nuestra alabanza y hasta en nuestra fe; como dije en el párrafo anterior, afecta nuestros sentidos y algunos tendemos a ser más sensibles que otros y por ese medio podemos experimentar a Dios, inclusive sentirlo. 

De allí la importancia de saber escoger qué música tocar para Dios y no solo en cuanto a la letra (que es muy importante) sino al ritmo que se escoge. Particularmente escucho casi cualquier género musical, teniendo una mayor inclinación por el pop y el rock, sin embargo, por cosas de Dios (no encuentro otra explicación) las canciones para misa me gustan no tan movidas o escandalosas como las que pueden gustarme en otro ambiente. Con el respeto que se merecen mis hermanas mayores en la fe tampoco quiero que cantemos en misa esas canciones que invitan a todo menos a la alegría del encuentro con el Señor.

La música de la misa debe ser mas bien suave, sin significar esto aburrida, la letra debe prevalecer antes que los instrumentos musicales y las voces son las que deben "resaltar" pues son ellas instrumentos de adoración a Dios. Me ha tocado padecer (lamentablemente no tengo otra palabra para definirlo) coros parroquiales que gustan tener los instrumentos a un volumen tan alto que no solo retumba en los oídos sino que se pierde lo que están cantando (que se supone es para Dios, no para lucirse ellos).

Quien me conoce en la iglesia sabe que en tiempo de Adviento y Navidad me gustan nuestros aguinaldos y villancicos y en Pascua la música lo más alegre y movida posible (de hecho hay fotos y videos de mí bailando y brincando) pero son momentos específicos y tampoco son todas las canciones. ¿Qué explicación doy? Simple, en esas épocas tenemos motivos de sobra para estar más que contentos, felices; sin embargo esto no debe hacernos olvidar a lo que realmente vamos a misa, es un encuentro con Cristo que se nos quiere dar para darnos Vida, por más alegres que estemos no podemos convertir la misa en un concierto o en un evento social al cual asistimos porque me gusta.

He querido, mejor dicho, he sentido la necesidad de compartir estas ideas con ustedes a raíz de una experiencia en misa que no la sentí del todo agradable, esto me llevó a darle la razón (siempre la ha tenido) al Magisterio cuando nos dice cómo debe ser la música que se toca en la iglesia. Si como cristianos nos formamos más en las cosas de Dios estaremos mejor preparados para no solo vivir la Eucaristía sino para adorar en Espíritu y en Verdad.

Con la gracia de Dios publicaré en una próxima oportunidad extractos de lo que nos dicen las voces autorizadas de la Iglesia con respecto a este tema y así comparto con ustedes lo que he leído que me ha hecho cambiar de opinión y, gracias a Dios, entender lo que nos enseña la Santa Madre.

Como escuché en una oportunidad: la leche pura viene de Roma.

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