Debe ser por vocación
Luego de mucho pensar he llegado a la conclusión que la atención al público es cuestión de vocación, esto se explica a la luz que trabajar con personas no es fácil, no todos son capaces de aguantar a alguien preguntando varias veces lo mismo; explicar no una, ni dos, ni tres, sino hasta más veces cómo es el procedimiento a seguir; tolerar que el cliente (quien supuestamente tiene la razón siempre) pretenda imponer su criterio por encima de las políticas de la empresa.
Esto ya lo había pensado como usuario, siendo yo el que tal vez caía en alguna de las actitudes antes mencionadas y me quejaba (según yo con todo mi derecho) por el mal trato que recibía de quien se supone me prestaba un servicio, pero ahora me tocó a mí ser el que atiende, ser yo el que debe estar dispuesto a lo mencionado en el párrafo anterior...cuán distinto se ve ahora todo ¿o no?
Al momento de escribir esto tengo 10 meses trabajando en atención al público, lo curioso es que mi puesto no es directamente con el público, o sí pero no, me explico: mis funciones son administrativas (trabajo en un periódico, en el área donde se reciben los avisos, sin embargo yo no atiendo a quien viene a publicar) y como tal mis clientes son internos, esos compañeros de otras unidades de la empresa que requieren información sobre cobros, clientes, facturas, que se recibieron por taquilla. Yo digo que soy el enlace entre esta unidad y el resto de la empresa.
Lo anterior expuesto no me libra de los clientes externos por varias razones:
1. Mi puesto de trabajo no está escondido ni de espaldas al público.
2. Las planillas que deben llenar los clientes para publicar están estratégicamente colocadas en mi puesto.
3. Al orientar a las personas sobre lo que van a publicar ganamos tiempo porque ya saben lo que deben hacer.
4. Con los clientes educados en cuanto a los procedimientos de la empresa para publicar los receptores de avisos pueden atender más personas.
A pesar de estos motivos hay momentos en los que no me siento muy dispuesto a atender al público, o me levanto con el "pie izquierdo" y no tengo humor de que me pregunten varias veces lo mismo y les explique sin que me entiendan. Pero cuando soy yo el cliente, aún ahora que ya se lo que es atender público ¿no me pongo también "fastidioso"? Este hecho me llevó a un pensamiento: al cliente hay que atenderlo como me gustaría ser atendido yo; ahora me siento gratamente obligado a ser paciente, a explicar de tal manera que me entiendan, si es necesario darles ejemplo de cómo se llena la planilla; otras veces orientarlos incluso en el tipo de aviso a publicar.
Aunque de entrada no parezca una obra de misericordia creo que sí cuenta como un gesto de Amor prestar un buen servicio. ¿No está acaso en cada persona que viene a publicar el mismo Cristo? O viéndolo de otra manera, quien viene a colocar su aviso ¿no está en una necesidad? No todo el mundo vende por hobby.
Si los que trabajamos con público cambiamos nuestras actitudes y formas de ver la labor que hacemos estoy seguro que hasta el cliente más molesto que venga a reclamar o el que menos tenga idea de cómo es el procedimiento a seguir quedará contento al sentirse bien atendido y seguro entenderá las razones que se le de.
La clave para prestar un buen servicio es esa: es un servicio, y como tal es al mismo Cristo al que lo estás haciendo.
3. Al orientar a las personas sobre lo que van a publicar ganamos tiempo porque ya saben lo que deben hacer.
4. Con los clientes educados en cuanto a los procedimientos de la empresa para publicar los receptores de avisos pueden atender más personas.
A pesar de estos motivos hay momentos en los que no me siento muy dispuesto a atender al público, o me levanto con el "pie izquierdo" y no tengo humor de que me pregunten varias veces lo mismo y les explique sin que me entiendan. Pero cuando soy yo el cliente, aún ahora que ya se lo que es atender público ¿no me pongo también "fastidioso"? Este hecho me llevó a un pensamiento: al cliente hay que atenderlo como me gustaría ser atendido yo; ahora me siento gratamente obligado a ser paciente, a explicar de tal manera que me entiendan, si es necesario darles ejemplo de cómo se llena la planilla; otras veces orientarlos incluso en el tipo de aviso a publicar.
Aunque de entrada no parezca una obra de misericordia creo que sí cuenta como un gesto de Amor prestar un buen servicio. ¿No está acaso en cada persona que viene a publicar el mismo Cristo? O viéndolo de otra manera, quien viene a colocar su aviso ¿no está en una necesidad? No todo el mundo vende por hobby.
Si los que trabajamos con público cambiamos nuestras actitudes y formas de ver la labor que hacemos estoy seguro que hasta el cliente más molesto que venga a reclamar o el que menos tenga idea de cómo es el procedimiento a seguir quedará contento al sentirse bien atendido y seguro entenderá las razones que se le de.
La clave para prestar un buen servicio es esa: es un servicio, y como tal es al mismo Cristo al que lo estás haciendo.
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