¿Crecer o no crecer? He ahí el dilema
Todas las personas nos vemos en la obligación de crecer, y no me refiero al físico ni mucho menos al intelecto (una se da sin consultarnos, la otra sí es opcional, mas no es la que quiero compartir hoy) sino al sentido de responsabilidad.
Por más que queramos evitarlo tenemos que crecer, podemos retardarlo o incluso negarnos a ello (y esto trae consecuencias graves) pero es tan necesario como respirar. Crecer es tan solo una de las cosas que estamos obligados a hacer.
Cuando hablo de crecer de forma inmediata viene a mi mente la palabra "responsabilidad", pues me parece que crecemos a medida que nos hacemos responsables de nuestros actos, de otra persona, de una comunidad... Y es que el sentido de responsabilidad habla de la persona, según se comporte ante una situación se le considera adulto o no. Y esto lo vemos muy claro y a diario. A medida que nuestra edad aumenta nos enseñan que debemos dejar a un lado las actitudes de niño, que hay que ayudar en la casa, que tenemos que ser responsables de nuestros actos, ya no podemos culpar a los demás por cosas que hacemos o dejamos de hacer...
Muchos son los que ante esta situación prefieren quedarse como niños, no crecer nunca y hasta piensan que crecer es malo cuando en realidad es todo lo contrario. Y no solo es bueno crecer sino que, como decía antes, es necesario hacerlo.
Dentro de nuestra naturaleza humana crecer es un logro. Empezamos a caminar, dejamos los pañales para ir al baño, comemos solos, aprendemos a hablar, empezamos a amar...En todas y cada una de estas situaciones nos enseñan a hacernos responsables de lo que está sucediendo sólo que no nos damos cuenta de ello y por ende no nos afecta.
Ahora bien, cuando ya estamos más grandes (en edad) empiezan a hacernos responsables de nuestra tarea, del estado de nuestra ropa, si tenemos hermanitos o primitos que viven con nosotros nos hacen cargo de ellos y ay si les pasa algo y no hacemos nada (aunque sea llamar a papá, mamá, tía o tío para decir qué pasó). Ya aquí, como estamos más "conscientes" que estamos creciendo ya empieza a haber un choque con la realidad, porque no nos gusta cómo son las cosas ahora y queremos seguir como veníamos.
Ya luego vamos al liceo y luego la universidad y ya es más directo el ataque, que cuándo vamos a crecer, que no somos responsables, que cuándo vamos a tomar el rumbo de nuestra vida. Y no exagero, he escuchado esto de madres y padres de adolescentes y de adolescentes tardíos (jóvenes).
Y luego llegamos a donde estoy yo: adulto joven. Cuando, luego de muchos años queriendo ser mayor de edad ahora la realidad te cachetea diciéndote que como adulto debes hacerte cargo de ti, en todos los sentidos.
Hasta ahora parezco un tanto dramático en lo que he planteado más sabemos que no lo he sido, sólo veía un lado de la moneda, ahora voy con el otro lado de la moneda; nos da miedo crecer, nos da miedo hacernos responsables de lo que decimos/hacemos, queremos volver a la época de niños cuando nuestra única preocupación era con cuál carrito íbamos a jugar en la tarde o de qué sabor iba a pedirle a mis papás el helado.
Crecer asusta, incluso da pánico. Es terrible la idea de crecer, con esas responsabilidades y que si algo malo pasa es mi culpa, y tengo que lidiar con las consecuencias de mis actos y tengo que graduarme para tener un título para conseguir trabajo porque el día de mañana voy a tener mi familia. Y se me ocurre la genial idea de escuchar a "los grandes" que me dicen que no voy a dormir porque los bebés se levantan a cada rato y lloran mucho y que tengo que atenderlo y ahora hasta dudo si quiero tener hijos.
La verdad que no es cosa sencilla esto de crecer, pero no podemos olvidar una realidad del tamaño de una catedral: si Dios conmigo, ¿quién contra mi?. Aunque asusta crecer (ahora sí lo voy a explicar) es vital hacerlo, pues Dios nos ha dado la vida y todo lo que somos para poner al beneficio de los demás, y así como tuve a papá y a mamá, el día de mañana yo seré papá y habrá una mamá y tendré unos hijos a los cuales enseñarles lo que he aprendido de la vida.
Muchos, por miedo a todo esto, se niegan a crecer y son hombres y mujeres amargados y frustrados. La primera vocación del hombre es a la vida, esto es, no ser estático, interactuar con el mundo, aprovechar todo lo bueno que hay en él y aprender de lo malo.
Hacerse responsable pero no por obligación sino por amor, por voluntad propia. Los humanos tenemos en nosotros ese deseo de cada día ser mejor, sacando provecho de nosotros mismos y así crecer.
A aquellos que, ante la encrucijada crecer-no crecer, optaron por seguir siendo niños les invito a salir de ello pues somos hijos de Dios y nuestra misión no es ser estáticos pues Dios nos da no solo vida, también nos da Su Espíritu. Y a los que nos encontramos en esta encrucijada: a confiar en Aquel que nos da todo, y por agradecimiento a Él y a nuestros padres, A CRECER SE HA DICHO!!
Comentarios
Publicar un comentario