Del uso de las mayúsculas

En la escuela me enseñaron ortografía, con ella aprendí que se escribe con mayúsculas cuando se comienza un párrafo, después de un punto y cuando son nombres propios (de personas, de lugares…). Esto que me atrevo a llamar  ortografía humana no me enseñó cómo escribir para ese ser superior a mí que llamo Dios, esta, me atrevo a llamarla ortografía cristiana y es el motivo de este post.

Se distinguen estas ortografías en que para una nos referimos a “él” y en la otra es “Él”, o que escribo para “Ti” en vez de para “ti”, o que no eres “tú” sino “Tú”; por mencionar algunos ejemplos. Para mí, la mayúscula hace en énfasis en que no escribo para “dios” sino para “Dios”.

Cuando me encuentro con que la gente escribe “dios” me molesta eso, y podrán pensar que soy maniático o exagerado, y algunos hasta dirán que da lo mismo la forma en que se escriba pero para mí no es así, de cierta forma creo que con la escritura ya estamos alabando a Dios, es una forma de poner en texto lo que nuestro corazón y alma están sintiendo: alabar a Dios siempre y en todo momento.

Otros me dirán que no importa tanto la forma en la que se escriba el nombre, igualmente Dios sabe que es para Él, y a esos les contesto que sí, tienen razón, Dios ve en cada corazón y en cada cabeza y sabe lo que vamos a pensar incluso antes que nosotros lo pensemos, pero es que es una forma de mostrarle a los demás nuestra fe escribir el nombre de Dios en mayúscula, esta es una prueba del respeto que nos inspira el nombre de Dios.

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