Gerente y pastor

Como muestra del sentido del humor de Dios, hace un par de años fue confiada a mí la labor de estar a la cabeza de una comunidad cristiana, a esta porción de la Iglesia la llamamos grupo y al que está guiando vamos a llamarle coordinador. Como sabemos, la Iglesia está formada por personas que son pecadoras pero que han sido llamadas a ser santas y de una u otra manera trabajan por ello.

En el grupo tenemos también este deseo de ser santos pero queremos lograrlo en comunidad, por esos nos reunimos (queriendo unirnos) porque sabemos que el Cielo no lo vamos a ganar para cada uno de nosotros, mas bien es como aquel estribillo de una canción que dice "entren que caben 100". El afán de hacer comunidad cristiana es producto de entender que cuando Cristo abrió los brazos en la cruz se acabó el individualismo, a partir de ese momento quedó (más claro imposible) que la acción del cristiano es en medio de una comunidad.

Con estas cosas en mente asumí el compromiso de ser uno más del grupo pero con la responsabilidad de estar a la cabeza y con el deber de ser líder y guía de esa Iglesia en pequeño. No voy a decir que he hecho las cosas bien porque sería una mentira, tampoco creo que he hecho todo mal (espero), voy a creer mas bien que he tenido altos y bajos en esta misión. Lo que me mueve a escribir estas líneas es lo que he aprendido en este tiempo.

Es verdad que un grupo de Iglesia tiene como objetivo llevar el Evangelio a todas las personas. A través de un estilo propio, pero con el mismo fin, todo miembro del cuerpo místico de Cristo recibió el llamado a ser mensajero de la Buena Nueva. Sin embargo, no podemos hacernos los ciegos ante la realidad más real de todas (perdónenme la redundancia): los grupos de Iglesia están formados por humanos, por ende tienen los mismos vicios y debilidades que cualquier persona que no forma parte de un grupo de la Iglesia; es en este momento donde toca ser gerente. Yo no estudié nada relacionado con recursos humanos ni administración de personal, mas me he dado cuenta que es necesario saber tratar a las personas al punto de poder sacarle todas los potencialidades que tiene para que pueda rendir más y mejor en lo que se le asigne.

Si hay una persona que sufre de miedo escénico, pero de verdad, no como excusa por pena, no me parece sano exponerla al público porque puede frustrarse; si le cuesta la lectura pero se le da mejor el aprendizaje mediante la conversación no se puede pretender que esta persona lea un libro de muchas páginas o de un lenguaje tan técnico que apenas el autor del mismo puede entender. En contra parte diré que si la persona tiene habilidades deportivas o artísticas se hago uso de estas para poder llegar al público deseado, tiene las herramientas y capacidades para ello.

No podemos pretender que alguien haga algo para lo que no está preparado o no lo está aún. Es deber del gerente darle las herramientas necesarias para explotar esas habilidades que tiene y ponerlas en pro del equipo, incluso se le puede presentar al individuo cosas parecidas a esa que le gusta o que sabe hacer para que explore y, quién quita, descubra que es bueno en ello.

En el otro lado de la moneda tenemos el ser pastor, esto se debe a que precisamente por ser humanos son reflejo de Dios, hechos a su imagen y semejanza todos tenemos un don que Él nos ha regalado y que es necesario conocer, pues a través de él llegaremos a la santificación. Precisamente porque son personas y no máquinas hay que tratarlas con amor, así como el padre trata a sus hijos con mano firme cuando es necesario y da un abrazo en momentos de temor.

Líder y guía dije al principio y estas son actitudes que debe tener presente, en mi experiencia, todo coordinador de grupo, ya que, debe ser el primero que motive, el primero que esté en una necesidad de algún miembro del grupo. Guía porque, como el buen pastor, debe llevar a ese rebaño a manos de Cristo, esas ovejas no le pertenecen así que no puede pretender tratarlas como le plazca. Como cabeza de grupo tocará rendir cuenta al final de la vida por esas almas que fueron asociadas y puestas en tus manos.

No todo lo del mundo es malo así que podemos valernos de cualquier herramienta que permita dignificar al cristiano, ver a la luz del Evangelio los avances técnicos y tecnológicos permitirá a este gerente-pastor adaptarse a los nuevos tiempos y emplear lo que a los demás les ha funcionado y, quién quita, sea un peldaño ganado hacia el Cielo el poder llevar a esa comunidad al encuentro con Cristo y al cumplimiento de su misión.

No se cuánto dure en este servicio pero de lo que estoy seguro es que quiero vivirlo de tal manera que quien me vea lo Vea.