Desierto
En una homilía el sacerdote nos habló del desierto, decía que este siempre es bueno mientras no estamos solos. Decía que el desierto es necesario en la vida del cristiano, que muchas cosas ocurren en él, y malo no debe ser porque hasta Jesús estuvo en el desierto (esta parte no la dijo el sacerdote).
Antes de hablar del desierto quiero aclarar lo que pienso es la diferencia entre "estar solo" y "estar a solas". Lo primero es esa sensación-realidad de no encajar en algún sitio, no sentirse parte del grupo, estar rodeado de personas pero no sentir la confianza o el apego hacia ninguno, esto lo digo por experiencia propia, durante muchas años me sentí solo, por varios motivos no encajaba en ningún grupo en esa época, podía hablar con muchas personas pero no había un apego hacia ellos (o de ellos hacia mí).
En cambio, estar a solas, se refiere a ese momento en tu vida en que paras todo: rutina, distracciones, problemas asfixiantes...y te concentras en ti, en tu vida, en lo que estás haciendo o dejaste de hacer; básicamente es un examen de conciencia, es la oportunidad que te das de estar contigo mismo y revisarte. "Estar solo" puede ser un síntoma de quien no tiene a Dios en su vida, quien no confía en Dios por lo general no confía en las personas (no digo que sea ley, es lo que he observado en muchos casos); por otra parte "estar a solas" es ese momento cuando dejas al mundo afuera de tu cuarto y te encierras con tu mejor amigo a hablar de tus cosas (me refiero a Dios), sabes que cuentas con Él para resolver todos los problemas del día a día, todo lo que ocupa tu mente y te está robando la paz y la felicidad que el Señor quiere para ti.
Siendo así, el desierto nunca puede ser "estar solo", el sacerdote hacía la diferencia entre el desierto de Pedro y el de Judas Iscariote la noche antes de la crucifixión de Cristo. Pedro, después de haber negado al Maestro, llora amargamente y busca el perdón de Dios; Judas, al darse cuenta de lo que había hecho no busca el perdón de Dios y se quita la vida, agrego yo: Pedro estuvo a solas, Judas estuvo solo.
El desierto es necesario en la vida de todo cristiano, y ese desierto puede ser el pecado que nos aleja de Dios y en lugar de buscar la reconciliación nos hundimos más y más en esa miseria; puede ser la sequedad espiritual, cuando te sientes vacío, que te falta algo, que no tienes algo que dar a los demás y eres tú el que está al frente del grupo que quiere hacer su camino de fe y de encuentro con el Señor; puede ser la decepción por haber puesto las esperanzas en un hombre de carne y hueso y no en el Hombre que nos da la vida.
Desiertos tendremos tantos como luchas hagamos para convertir nuestra vida a Dios, por eso es necesario estar a solas, es necesario hacer la pausa en el camino y revisarnos, es necesario pedir ayuda a Dios así nuestra alma no sienta la necesidad o, peor aún, el consuelo que viene de lo Alto. Y así como en el desierto terrenal hay oasis, pocos pero los hay, de igual forma para los desiertos espirituales hay un gran oasis de misericordia esperando por nosotros.
¿Que no quieres orar porque no le encuentras sentido? Ora pidiendo entender la necesidad de orar.
¿Que te sientes la más basura de las basuras y cómo Dios se va a fijar en ti? Ora pidiendo verte con el mismo amor que Dios te ve.
¿Para qué ir a misa si salgo igual que como entré o peor? Ora durante toda la misa pidiendo fe para poder dejar a Dios actuar en ti.
¿Que por qué soy yo el que tengo que hablar de Dios a los demás si ni siquiera me siento bien con Él? Pues precisamente por eso es que te toca a ti hablar(te) de Dios. De un sacerdote aprendí que cuando hablamos los primeros receptores debemos ser nosotros, eso que estamos diciendo tenemos que escucharlo primero que las personas a quienes va dirigido.
En fin, ante toda situación sospechosa en la vida de fe es NECESARIO estar a solas con Dios, Él y tú, tú y Él, más nadie, solo Aquel que te da la Vida es oasis en el desierto.
Antes de hablar del desierto quiero aclarar lo que pienso es la diferencia entre "estar solo" y "estar a solas". Lo primero es esa sensación-realidad de no encajar en algún sitio, no sentirse parte del grupo, estar rodeado de personas pero no sentir la confianza o el apego hacia ninguno, esto lo digo por experiencia propia, durante muchas años me sentí solo, por varios motivos no encajaba en ningún grupo en esa época, podía hablar con muchas personas pero no había un apego hacia ellos (o de ellos hacia mí).
En cambio, estar a solas, se refiere a ese momento en tu vida en que paras todo: rutina, distracciones, problemas asfixiantes...y te concentras en ti, en tu vida, en lo que estás haciendo o dejaste de hacer; básicamente es un examen de conciencia, es la oportunidad que te das de estar contigo mismo y revisarte. "Estar solo" puede ser un síntoma de quien no tiene a Dios en su vida, quien no confía en Dios por lo general no confía en las personas (no digo que sea ley, es lo que he observado en muchos casos); por otra parte "estar a solas" es ese momento cuando dejas al mundo afuera de tu cuarto y te encierras con tu mejor amigo a hablar de tus cosas (me refiero a Dios), sabes que cuentas con Él para resolver todos los problemas del día a día, todo lo que ocupa tu mente y te está robando la paz y la felicidad que el Señor quiere para ti.
Siendo así, el desierto nunca puede ser "estar solo", el sacerdote hacía la diferencia entre el desierto de Pedro y el de Judas Iscariote la noche antes de la crucifixión de Cristo. Pedro, después de haber negado al Maestro, llora amargamente y busca el perdón de Dios; Judas, al darse cuenta de lo que había hecho no busca el perdón de Dios y se quita la vida, agrego yo: Pedro estuvo a solas, Judas estuvo solo.
El desierto es necesario en la vida de todo cristiano, y ese desierto puede ser el pecado que nos aleja de Dios y en lugar de buscar la reconciliación nos hundimos más y más en esa miseria; puede ser la sequedad espiritual, cuando te sientes vacío, que te falta algo, que no tienes algo que dar a los demás y eres tú el que está al frente del grupo que quiere hacer su camino de fe y de encuentro con el Señor; puede ser la decepción por haber puesto las esperanzas en un hombre de carne y hueso y no en el Hombre que nos da la vida.
Desiertos tendremos tantos como luchas hagamos para convertir nuestra vida a Dios, por eso es necesario estar a solas, es necesario hacer la pausa en el camino y revisarnos, es necesario pedir ayuda a Dios así nuestra alma no sienta la necesidad o, peor aún, el consuelo que viene de lo Alto. Y así como en el desierto terrenal hay oasis, pocos pero los hay, de igual forma para los desiertos espirituales hay un gran oasis de misericordia esperando por nosotros.
¿Que no quieres orar porque no le encuentras sentido? Ora pidiendo entender la necesidad de orar.
¿Que te sientes la más basura de las basuras y cómo Dios se va a fijar en ti? Ora pidiendo verte con el mismo amor que Dios te ve.
¿Para qué ir a misa si salgo igual que como entré o peor? Ora durante toda la misa pidiendo fe para poder dejar a Dios actuar en ti.
¿Que por qué soy yo el que tengo que hablar de Dios a los demás si ni siquiera me siento bien con Él? Pues precisamente por eso es que te toca a ti hablar(te) de Dios. De un sacerdote aprendí que cuando hablamos los primeros receptores debemos ser nosotros, eso que estamos diciendo tenemos que escucharlo primero que las personas a quienes va dirigido.
En fin, ante toda situación sospechosa en la vida de fe es NECESARIO estar a solas con Dios, Él y tú, tú y Él, más nadie, solo Aquel que te da la Vida es oasis en el desierto.
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