Carta a un jefe de grupo
¿Te imaginas la Iglesia sin Kefas? Esta piedra sobre la que Cristo fundó
su rostro visible, pues eso es la Iglesia, reflejo de Jesucristo. Simón pudo
haberse dejado llevar por el miedo y decir que no aceptaba esa responsabilidad,
que era mucho para él, que se buscara a otro, y de haber ocurrido así (que Dios
no se equivoca y eso no iba a pasar) podríamos decir y desdecir de la fe de
Simón. Después de haber profesado, solo movido por el Espíritu Santo, que Jesús
es el Mesías, el enviado de Dios para salvarnos y liberarnos ¿iba a negarse al
encargo que le estaban dando? Sería muy mal de su parte y pareciera que su fe
era solo palabrería y no fe verdadera.
La Iglesia, porque así lo quiere Dios, iba a comenzar su labor apostólica
querida por el Hijo con Simón o sin él, habría escogido Cristo a otro “kefas”,
otra piedra sobre la que construir esta obra suya. Es necesario que haya una
cabeza visible, un líder que sea capaz de recoger las opiniones de su entorno y
hacerlas una sola voz que identifique a todos. La palabra salida de esta
persona no va a ser más que la inspirada por Dios que llegue no solo a los
cercanos sino, con énfasis, a los alejados, aquellos que tienen sus razones
para no sentirse miembros de este cuerpo místico de Cristo.
Si Kefas no hubiese aceptado la historia no sería muy distinta,
tendríamos como primer Papa a otro hombre, Cristo hubiese escogido a otro y,
para la lógica humana, no ha pasado nada, él se lo pierde. Pero, como dije
antes, Dios no se equivoca, si escogió a Simón no fue solo porque sabía que iba
a aceptar sino porque confió en las cualidades de él, a pesar de no ser el más
preparado o el ideal para el resto del grupo era a ese hombre que nos presentan
como tosco y poco letrado al que Dios quería para que fuese el rostro visible
de Cristo, no para las personas del siglo I sino para todos los que hemos
venido después de ellos. Dios quiso que ese hombre que no era considerado líder
natural pusiera en manos de Dios sus capacidades y conocimientos (así fuesen
pocos) para que el mundo viera que con, en y por Dios todo se puede.
No solo Simón Pedro es cabeza de grupo, él lo fue de una pequeña
comunidad que fue creciendo y hoy día son millones en todo el mundo. Tú, que
has sido llamado por el Señor a estar encargado de un grupo en la Iglesia por
pequeño que te parezca, eres Kefas, eres la piedra que Cristo ha escogido para
edificar su obra, eres tú llamado a confesar que Jesús es el Mesías y Salvador
ante esos hermanos tuyos y luego ante el resto del mundo. Dios no se equivoca y
por más pequeño que te parezca el grupo que te ha sido confiado son almas que
Él ha confiado en tu cuidado.
Así como a Pedro fue confiada la labor de confirmar en la fe a sus
hermanos a ti también te toca “confirmar” a esa Iglesia en pequeño. Sí, el
grupo al que perteneces es Iglesia, y tú, siendo uno más de ellos, debes estar
al frente para guiar, acompañar, cuidar a esas ovejas. ¿Sientes miedo?
¡Excelente! Lo contrario sería soberbia, pero recuerda que no estás solo, y no
tanto porque tú eres oveja del rebaño de otro pastor que tiene las mismas
funciones que te han sido confiadas a ti (variará el número según el caso, pero
eso no es relevante en este momento) y si te sientes agobiado, cansado,
frustrado, decepcionado, que no puedas más, acude a tu pastor, ve y dile cómo
te sientes y él te llevará de la mano a Jesús donde podrás refrescarte.
Lo que no está permitido, amigo Kefas, es dejar que el miedo te domine y
echarte para atrás, si el Señor te ha llamado es porque te conoce (nadie como
Él) y sabe de tus defectos pero también de tus cualidades, y estas importan
más. Él quiere amarte y quiere que te santifiques en ese servicio, pues al fin
de cuentas eso es lo que vas a hacer al frente del grupo: servir a tus
hermanos. No en vano el sucesor de Pedro firma sus documentos pontificios como
“Siervo de los siervos de Dios”.
No estás a la cabeza por ser el mejor preparado o el más santo, puede que
seas el más ignorante del grupo y el más pecador, pero Dios no te ha llamado
porque ya das ejemplo de santidad, todo lo contrario, te ha llamado porque
quiere que conviertas tu corazón hacia Él, que ordenes tu vida según sus
criterios, para que así puedas acompañar a tus ovejas a acercarse más al Señor
y luego pueda esta Iglesia en pequeño ser reflejo del amor de Cristo para los
demás y signo de conversión.
Si al leer esto estás pasando por un momento difícil en tu servicio mira
al pasado, pero no al tuyo, sino al de la Iglesia, mira al primer Kefas, lo que
vivió para poder cumplir su parte en el plan salvador de Dios para el mundo. A
ti también te toca esto, tú también tienes parte en la salvación de las almas,
esas que te ha confiado en el grupo y, junto a ellos, todas las que el Señor ha
asociado a tu amor.
No desfallezcas, Kefas, por más que puedas “estar en tu derecho” no dudes
nunca del Amor y la acción de Cristo en tu vida, renueva tu vida sacramental,
tu vivir confiado en que el Señor te ha puesto donde quiere que des fruto.
Solo me queda decirte que Dios no se equivoca y si confía en ti es porque
sabe que puedes, te toca a ti creerle a Dios que nunca te va a dejar solo.
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