Ni más, ni menos
Partamos desde el principio: todos somos humanos, con sentimientos, pensamientos, debilidades y fortalezas. ¿Por qué comienzo diciendo esto? simple, porque lo que quiero compartir con ustedes es producto precisamente de nuestra humanidad: la soberbia.
Básicamente, la soberbia es creer que la forma en la que hacemos las cosas nosotros es la correcta y que así se debe hacer, es no valorar la opinión de los demás y obstinarnos en hacer las cosas como nosotros decimos porque así es y punto. Esta actitud tanto a nivel social como a nivel religioso es negativa. A nivel social nos va alejando de los demás, y a nivel de Iglesia nos está haciendo ir en contra de lo principal que nuestro Señor Jesús vino a decirnos: todos somos iguales ante los ojos de Dios; y si esto es así, ¿quién somos nosotros para creernos más que los demás?
Y es precisamente esa actitud soberbia la que nos hace creernos por encima de los demás, o bien porque somos catequistas y somos los que sabemos más que los demás, o bien porque somos ministros extraordinarios y como tenemos el Cuerpo de Cristo en nuestras manos somos superiores a los demás, o bien porque somos líderes dentro del grupo apostólico al que pertenecemos y eso nos hace superior que los demás..hay tantos ejemplos que se pueden dar que nos llevaría muchos días esa para nada agradable tarea, por eso quiero centrarme en lo negativo de esa actitud (como siempre, hay que atacar la actitud, no a la persona).
Nuestro Señor Jesucristo, siendo Dios, en ningún momento les echó en cara a los demás su superioridad (y miren que podía hacerlo) al contrario, fue humilde, servidor de los demás, enseñaba con autoridad (cf Mt 7, 28-29) pero no por soberbia sino con Amor.
Si somos cristianos debemos actuar así. Si por Gracia de Dios estamos en un "puesto" de autoridad donde nos toca enseñar debemos hacerlo con, por y en el Amor. Y sí, pongo entre comillas lo de puesto porque ese es otro error que cometemos, creemos que la misión que el sacerdote nos encarga es un puesto o un cargo y enseguida se nos sube a la cabeza (para puestos y cargos están las empresas y los partidos políticos).
Como cristianos de verdad no podemos creernos más que los demás porque "sabemos" más que los otros (lo cual es mentira porque hasta el Papa aprende algo nuevo sobre la Iglesia todos los días). Si de verdad queremos seguir a Cristo hay que pedirle que nos ayude a ser humildes como él lo es, y los que tenemos esa debilidad más debemos perdirlo, pues el Espíritu está pronto pero la carne es débil (cf Mt 26,41).
Básicamente, la soberbia es creer que la forma en la que hacemos las cosas nosotros es la correcta y que así se debe hacer, es no valorar la opinión de los demás y obstinarnos en hacer las cosas como nosotros decimos porque así es y punto. Esta actitud tanto a nivel social como a nivel religioso es negativa. A nivel social nos va alejando de los demás, y a nivel de Iglesia nos está haciendo ir en contra de lo principal que nuestro Señor Jesús vino a decirnos: todos somos iguales ante los ojos de Dios; y si esto es así, ¿quién somos nosotros para creernos más que los demás?
Y es precisamente esa actitud soberbia la que nos hace creernos por encima de los demás, o bien porque somos catequistas y somos los que sabemos más que los demás, o bien porque somos ministros extraordinarios y como tenemos el Cuerpo de Cristo en nuestras manos somos superiores a los demás, o bien porque somos líderes dentro del grupo apostólico al que pertenecemos y eso nos hace superior que los demás..hay tantos ejemplos que se pueden dar que nos llevaría muchos días esa para nada agradable tarea, por eso quiero centrarme en lo negativo de esa actitud (como siempre, hay que atacar la actitud, no a la persona).
Nuestro Señor Jesucristo, siendo Dios, en ningún momento les echó en cara a los demás su superioridad (y miren que podía hacerlo) al contrario, fue humilde, servidor de los demás, enseñaba con autoridad (cf Mt 7, 28-29) pero no por soberbia sino con Amor.
Si somos cristianos debemos actuar así. Si por Gracia de Dios estamos en un "puesto" de autoridad donde nos toca enseñar debemos hacerlo con, por y en el Amor. Y sí, pongo entre comillas lo de puesto porque ese es otro error que cometemos, creemos que la misión que el sacerdote nos encarga es un puesto o un cargo y enseguida se nos sube a la cabeza (para puestos y cargos están las empresas y los partidos políticos).
Como cristianos de verdad no podemos creernos más que los demás porque "sabemos" más que los otros (lo cual es mentira porque hasta el Papa aprende algo nuevo sobre la Iglesia todos los días). Si de verdad queremos seguir a Cristo hay que pedirle que nos ayude a ser humildes como él lo es, y los que tenemos esa debilidad más debemos perdirlo, pues el Espíritu está pronto pero la carne es débil (cf Mt 26,41).
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