Cristo, compañero de camino

Curvados por nuestros pecados caminamos por estos senderos,
en los que va el Cristo pregonero del amor misericordioso,
son no pocos los momentos que los camino se cruzan,
mi suciedad no le asusta, ni la mirada de mis ojos.
Lo veo y me parece un extraño con su caminar tan peculiar,
pareciera que teme dejar atrás, de sí su ideal,
vamos tan juntos, juntos, que quien nos mirara
fácilmente pensara que en lugar de dos vamos uno.

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