Salmo 45
“Eres el más hermoso de los hombres”
belleza al contemplarte,
hermosura increada;
la mañana más radiante no es igual a ti,
el sol más bello y dorado no ilumina como tú;
el cielo de mediodía no es tan despejado
como tu mirada cuando me miras;
las nubes más hermosas y transparentes
se ven opacadas ante la luz que irradias;
los campos más verdes se ven feos comparados contigo,
opacos los pastos que tú no pisas;
insípida el agua marina en la que no te bañas,
frío el sol en el cenit si tú no lo aguantas;
ruido la risa que tú no causas,
vacías las palabras que tú no inspiras;
desorden escrito si tú no estás ahí,
pensamientos absurdos si no estás presente.
“Eres el más bello de los hombres”
porque nada es bello en el mundo si no te refleja,
nada es agradable a la vista si no lleva a ti;
son feas las telas sino eres tú la trama,
es feo el bordado si no mueves la aguja;
es opaco el color si no lo iluminas,
es burdo el diseño si no lo inspiras;
es grasa y sedimento cualquier maquillaje,
espanto y tormento quien no te halle;
tortura y sadismo mi toque,
si no es tu mano la que la mía pone;
sediento me deja cualquier refresco,
sediento me dejan hasta mil vasos;
es desabrida la carne y salado lo dulce
si no eres tú quien lo sazona.
“Eres tú el más bello de los hombres”
porque es vacío y necedad mi miseria si no la pongo en tus manos,
pérdida y locura si no las pongo al servicio de mis hermanos;
vanidad que me engrandece al tamaño microscópico,
humildad que me empequeñece como a uno de tus ángeles;
soberbia que me pierde la corona de la vida,
entrega que me salva de la muerte y su dominio;
cree el incrédulo que sin ti es feliz
mientras cree el creyente que te busca a ti;
barro, miseria y desnudez que nos oprimen,
pecado, que si dejamos, nos deprime.
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