En tiempos de cuarentena
En esta realidad actual del aislamiento social como método preventivo quiero compartir con ustedes un cuento escrito para la ocasión. Es el primero que comparto y espero sea de su agrado.
-¿Qué has hecho últimamente?- La pregunta tomó a Marcelo por sorpresa, le pareció absurda y fuera de lugar.
Llevaban ya 25 días sin poder salir de casa a raíz del aislamiento social impuesto por el gobierno nacional y eso lo sabía perfectamente Marcia antes de hacer aquella pregunta. Por respuesta arqueó una ceja queriendo expresar que no le causaba gracia ese chiste.
Marcia era la hermana mayor de Marcelo, ella junto a sus dos niños habían recibido la inesperada visita de Marcelo el día anterior a que se declarara el cierre de autopistas y carreteras. Él había ido a saludar aprovechando que estaba de paso por la ciudad realizando una investigación para un posterior reportaje y cuando quiso irse esa noche luego de la cena sus sobrinos se le lanzaron encima y no lo dejaron irse.
-Anda tío, te vemos muy poco, quédate esta noche y te vas mañana- dijo uno de los gemelos. –Sí, tío, anda, anda, no seas así vale- contestó la otra gemela guindándose del cuello de Marcelo, no pudo evitar ver a su hermana para pedir auxilio pero Marcia, haciendo gala de su humor levantó los hombros dejando claro que no iba a hacer ningún esfuerzo. No tuvo más opción que acceder a los gritos de felicidad de sus sobrinos cuando se volvió a sentar en el sofá de la sala en señal de derrota. Esa noche se durmieron muy tarde viendo películas.
La mañana siguiente dejó a Marcelo y a Marcia sin palabras, en todos los noticieros se veía al presidente de la república en cadena nacional notificando de manera inmediata que la nación entraba en cuarentena por la amenaza de contagio existente. Quedando así suspendida cualquier tipo de actividad que implicara aglomeración de personas en espacios reducidos, con la salvedad de expendios de alimentos, farmacias, centros asistenciales de salud y demás de ese estilo.
Marcelo no tenía carro y, aunque los periodistas tenían permiso de movilizarse, el diario para el cual trabajaba le indicó que se quedara donde estaba, su cara de no creérselo fue inevitable, al igual que los saltos de alegría de parte de sus sobrinos porque él se iba a quedar con ellos allí luego de mucho tiempo sin verse ni estar juntos.
–No cuentan cuando son las reuniones familiares tío, no compartimos como antes cuando venías y te pasabas varios días aquí-, esto era muy cierto y a Marcelo le dolía porque tenía abandonada a Marcia y a los niños, que se dio cuenta en ese momento que ni tan niños ya, los gemelos tenían 11 años de edad y recordó, con esfuerzo, haber estado con ellos en su cumpleaños 9, y haber estado como Dios manda, de jugar y hacer montañita uno encima de otro viendo películas animadas y pausándolas a mitad de diálogo para responder a sus preguntas.
Pero ya iban 25 días de aquel encierro involuntario de Marcelo, es verdad que él seguía trabajando, podía hacerlo fácilmente, desde la casa de su hermana. Su trabajo como crítico de cine le daba esa comodidad y también por ese motivo le tocó quedarse “preso” con su familia, su trabajo no era en esa situación tan importante como el de sus colegas y sus jefes no se iban a arriesgar a movilizar personal de manera innecesaria. Así se lo hizo saber su jefe inmediato luego de cinco días de protesta por parte suya.
-Marcia, ¿cómo que qué hecho últimamente? Llevamos 25 días encerrados aquí y apenas hemos podido salir a la farmacia o al supermercado. Me cuesta horrores poder escribir porque no hay cine, ¿cómo puedo hacer mis reseñas sino están proyectando películas? Estoy cansado de este encierro-
-Yo también Marcelo pero ve el lado bueno: tus sobrinos, esos con los que te has revolcando en el piso encima de unas viejas mantas, están felices como hacía mucho tiempo que no por poder estar contigo sin tener que copartirte. No seas tan egoísta vale-
-Está bien, está bien, tienes razón, pero entiéndeme que me aburre estar aquí encerrado, no estoy acostumbrado pues-
-Yo tampoco hermano pero nos toca, o crees que para mí es muy divertido que para ver algo distinto tengo que salir al patio a ver las plantas. No aguanto más las redes sociales ni la televisión, pareciera que no hay más noticias que contar sino la bendita enfermedad esa que a buena hora vino a aparecer-
-Se llama…-
-Me da igual cómo se llame. El punto es, Marcelo, que tus sobrinos te aman con locura y sabes que eres muy importante en la vida de ellos. Anda, por favor, disfrútalos, jueguen, ríanse, sigan poniendo pausa para adelantarse a los diálogos de las películas o para que te vuelvan a preguntar lo mismo sobre tal o cual personaje y tú los sigas poniendo a pensar con las cosas que les dices. ¿Te has dado cuenta de eso? Ellos no se aburren como tú y como yo porque ellos entienden que esta oportunidad no nos vuelve a pasar, que hacía mucho que yo no me quedaba acostada en la cama luego de las 6:00am un día de semana porque siempre ando ocupada con una y otra cosa-
-Te entiendo hermana pero entiéndeme tú a mí, no estoy acostumbrado a estar más de cuatro días en el mismo sitio, extraño mi casa, mi ritmo de trabajo, el estilo de vida que me había hecho vale-
-Te entiendo Marcelo, créeme que te entiendo pero la libertad que siento ahorita de poder estar con los que amo sin interrupciones, sin distractores, solo somos los gemelos, tú y yo. No sé cómo explicarte el alivio que siento de poder dedicarme a cocinar algo distinto todos los días, de poder hacerles un postre que por lo general no hago porque tardo mucho y paso de él-
-Marcia, yo…- pero no pudo terminar la frase, dos personitas se le lanzaron encima y casi a rastras se lo llevaron al viejo sofá, era hora de otra película animada.
Genial hermosa historia basada en la realidad.
ResponderEliminarMuchas gracias!
Eliminar